AÚN ME SANGRAN LOS DEDOS CUANDO PRONUNCIO TU NOMBRE
UN PAJARILLO SIN ALAS VUELA ENTRE LAS RAMAS DE UN LABERINTO
buscando sin exito el viento de la libertad que cegaste una tarde de marzo .
Aún me sangran los nudillos cuando acaricio mis dedos y el pensamiento sin amparo
zurce con esparto las heridas del recuerdo.
Quise ser contigo y solo vivi el exilio de mi
quise reparar mis días perdidos y solo defraude el tiempo.
El que perdí por ti, al que resté los kilómetros que me faltarán siempre,
sigo sintiéndome idiota por las distancias baldías,
por los minutos secuestrados en los fondeaderos podridos de mis cuadernas despedazadas entre tus silencios calculados,
por tus luces de artificio, por tus palabras huecas, por las caricias romas con las que arrancaste las flores de mayo, decepando los frutos dulces de un verano que siempre va a faltar en mi calendario.
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