viernes, 14 de octubre de 2022

Brocal

Abocada al brocal de un  pozo ciego

solo distingue la negrura de un agua silente y quieta.

Ansiedad profunda cuya luz inerte

convierte  la claridad radiante de una tarde de verano

en una lumbre cenicienta y fría.

Grises y muentos suben por la baranda oxidada y la herrumbre

de la escalera interior que conduce a los olmos más negros.

La cuerda pende del tiempo y su balanceo

acompasa el roneo de pájaros chillones, 

de avispas borrachas,

de hormigas voraces que atraviesan con alfileres negros

las alas dulces de las  mariposas quietas.

 Bocas desdentadas que muerden con dientes de león.

Cada paso cercena el espacio y la distancia minúscula de mi propia estima

primando la posibilidad del mayor desconsuelo,

del frio final, 

del último escalón, 

del acantilado afilado.

Y aún así no pierdo el paso.



 

 


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