lunes, 24 de octubre de 2022

Santi

 Siempre llego tarde para ser mayor que tú. Lo serás siempre, lo quieras o no y en el límite exacto de una semana. A pesar del tiempo que pasa y de no disponer ya de días sin persiana que iluminen las hojas francas de tu cuadernario, sigo admirando profundamente la posibilidad que no pudo traducirse en líneas. Esa conversación que no tendremos, porque tu alma desuncida  navega ya por lunas viejas  que no permiten el diálogo con  todo lo no dicho y lo por decir.

Fuiste la primera persona en leerme sin prisa y sin prejuicio, quien construyó para mí un palacio secreto donde poder poner a lavar penas propias y ajenas en el agua fría del Leteo sin necesidad de atravesar la laguna Estigia. Esa que atravesaste tú, solo, una noche sin luna.

Me pesa la impotencia de no tener derecho bastante para buscar en tu cuaderno de campo los últimos versos, para beber de tu saber y tu sentir las tintas que lograrían conmoverme como siempre me emocionan tus palabras y tu talento. La facilidad para poner en claro lo enrevesado, lo oscuro y darle luz.

"Lamento que no me creas" fue la última charla que mantuvimos sobre esa pasión interrumpida por carceleros vulgares que no pudimos esquivar.
"Lamento que no me creas" es el título de un último trabajo que me muero por leer y que sé que no podré hacer jamás.

Tu amistad fue siempre para mí una esperanza, una razón, un consuelo en los días difíciles y un abrazo en los posibles. Eras tabla de salvación y contigo lejos se cegó un poco más el mar. Me sostuve en otras tablas que nunca fueron maderas nobles, de ebano o de roble. Tablas de salvación que yacían flotando a la deriva en pantanos secos, ausentes de sal, sin corriente ni naciente, sin remolinos ni orilla. Aún flotan en el agua los cadáveres insepultos que nada pudo salvar, que no logré poner a resguardo de los seres ingenuos que no pueden digerir el pan simple del sentimiento.

Hoy serías ya mayor que yo y durante una semana seremos distintos en el mismo calendario pero semejantes en la misma sintonia emocional.

He aprendido a estar sin ti, pero te echo de menos.

A ti y la que yo era cuando tú estabas conmigo.

A los tres.

 

domingo, 16 de octubre de 2022

Primer dia de terapia

La mariposa  se  estrella una y otra vez contra el cristal. Al otro lado,  la luz y las azucenas florecen tan cerca y tan lejos a la vez. Ecoa el  zumbido taladro que ha ido rotulando caminos siempre en dirección opuesta a mi razon de ser. 

He comenzado la terapia y el primer encuentro fue facil e intenso, sin embargo revivir de nuevo los dolores pasados me ha removido hasta el centro del pecho. Creo que he llorado todas las lágrimas que represaba desde que los hechos ocurrieron como la niña que no tiene a quien acudir para aligerar el peso de un baul enorme que no puede arrastrar. Si la adulta que me vive tiene la fuerza de un titan es pq arrastra desde entonces el mundo hacia sus carriles. Es porque sabe que después del acoplamiento de la verdad, circulará el vehiculo del alma que me habita con la ligereza del viento. Del viento que esparce las semillas y acerca la lluvia para esta tierra reseca que guarda en lo profundo de su ser las esperanzas de la luz, de la llama que ilumina, del viento que siembra, de la planta verde que florece sencillamente por que la vida esta en ella.

viernes, 14 de octubre de 2022

Brocal

Abocada al brocal de un  pozo ciego

solo distingue la negrura de un agua silente y quieta.

Ansiedad profunda cuya luz inerte

convierte  la claridad radiante de una tarde de verano

en una lumbre cenicienta y fría.

Grises y muentos suben por la baranda oxidada y la herrumbre

de la escalera interior que conduce a los olmos más negros.

La cuerda pende del tiempo y su balanceo

acompasa el roneo de pájaros chillones, 

de avispas borrachas,

de hormigas voraces que atraviesan con alfileres negros

las alas dulces de las  mariposas quietas.

 Bocas desdentadas que muerden con dientes de león.

Cada paso cercena el espacio y la distancia minúscula de mi propia estima

primando la posibilidad del mayor desconsuelo,

del frio final, 

del último escalón, 

del acantilado afilado.

Y aún así no pierdo el paso.



 

 


Cumpleaños numero 53

  Hay dias del año que pasan inconscientes de sí, travestidos entre la prisa diaria  y la ausencia automática de nosotros mismos . Son días que respiran entre  la inercia de lo cotidiano que los uniformiza de tan identica manera que se hace dificil distinguir entre ellos como si siempre lo hubieran sido asi. Y no es cierto que todos sean identicos, porque a cada día le corresponde un don. Por ello, y  tal vez para que podamos reiniciarnos  y tomar cuerpo de nosotros mismos  algunas fechas marcan la diferencia aunque no sean fiesta, pero no dejan de ser  festivas y especiales en su sustrato más íntimo. Son días dignos de la pausa y del cuidado que nos invitan a entrar en un estado de consciencia lúcida y trascendente para reubicarnos y sentirnos propios y no ajenos en nuestra existencia. 

Conmemorar nuestro día de nacimiento puede ser uno de ellos.

Naci un día como hoy, la luz se abrió para mi con toda su fuerza en la primera bocanada de aire que  mi cuerpo inspiró y ese oxigeno azul dió inicio a esta senda recorrida entre días de sol y mareas de viento. La existencia nos trae y nos vincula  la oportunidad de ser alguien en este universo a partir de una imperceptible celulilla simple e ignorante que contiene en sí el gen de todo el universo viviente. Un universo disponible, abierto y libre que nos acoge en la bienvenida con la caricia de una madre, los brazos de un padre y el afecto de todos los que aun no conociendonos ya nos aman. A partir de ahí todo es posible: el aprendizaje, la emoción,  los afectos nuevos, el misterio de los días por descortinar, el placer de la oportunidad, la sintonia con las almas afines, la sinergia del amor, el obsequio de cada amanecer venido y por venir y la alegria de ser algo en  esta Tierra que nos acoge generosa. 

Vivir se convierte en un verbo a conjugar, punto por punto bajo la mirada de una consciencia natural que moldea tanto nuestro barro como nuestra luz.

Cinquenta y dos vueltas al sol para aprender a  vivir, porque  existir todo lo creado existe: existe la piedra y la fuente, existe el metal y el puñal, existe el fuego y la leña. Todo lo creado existe, y si bien el nacimiento nos confiere la existencia, pero  la vida es cosa nuestra.


lunes, 10 de octubre de 2022

La Magdalena de Proust: una memoria evoca intensamente un recuerdo.

 
 A veces, cuando el duelo termina, cuando se acepta el  pérdida y la alquimia del tiempo transforma la ausencia en nostalgia,  el recuerdo se engarza dentro del alma  en una sinergia tan profunda que nos une al ser querido de una manera tal que aún estando afuera vive adentro. Sin embargo, el calendario corre, se afana y todas las experiencias compartidas comienzan a  asolarse al fondo  hasta que un día sin saber  cómo una memoria restaña en las raíces  y súbitamente una emoción, una descarga eléctrica nos sacude, conmueve y estremece. 

Aquello le sucedió a ella, algo que la arrebató, un remolino de gozo que no encontraría en su vocabulario otra palabra que el término, "duz" para hacerme entender la emoción que la anegó aquel día que  reconoció en la brisa de la tarde  el aroma a colonia de su madre. Yo hubiera dado la mitad de mi helado de nata para que esa explosión de ternura también ocupara mi alma. No sería entonces, a pesar de los esfuerzos de mi voluntad,  cuando me arrebatará una emoción similar, sino mucho tiempo después cuando ella ya no estaba para compartirlo.

 Me recorrió el cuerpo un escalosfrío de dicha que no tenía  causa aparente. Súbitamente una palabra  oída al azar generó en mí una sacudida de su presencia tan profunda que tuve que acogerme entre los brazos y la nostalgia lo invadió todo en un relámpago lento y profundamente dulce que me embriagó por completo...  ese instante  fue como descubrir  que Dios existia  y se acordaba de mí...

Ella afirmaba que jamás había percibido antes aquel "duz" que le entro por el cuerpo cuando su memoria reconoció en un perfume el aroma de  su madre después de tantos años de ausencia y yo lo reafirmo por mi experiencia. Puede que solo sea una descarga del sistema nervioso, pero a mi me gusta creer que más bien fue un "arrebato místico" y que ella vino a visitarme aquel día como su madre la visitó a ella.

La madalena de Proust: una percepción evoca un recuerdo intensamente

 A veces, cuando el duelo termina, cuando se acepta la pérdida y la alquimia del tiempo transforma la ausencia en nostalgia,  el recuerdo s...