domingo, 19 de junio de 2022

Mi madre y mis tias

 Tuve la suerte de nacer bajo un sol de otoño que despertaba a noviembre con petalos de crisantemo. Cerca de los santos las arterias de mi tierra confluian en un paraje abierto cubierto de marmol como la lealtad de los seres que no se olvidan nunca. Además de nacer en plena madurez de la uva tuve la dicha de nacer de   tantas mujeres como mi madre supo cultivar que cada una de ella se convirtió en una madre pequeña que no dejaria caer el fruto del arbol por mas que el destino marcara a cuchillo la rama cubierta de hojas. Mis recuerdos se tiñen de un dorado suave que acaricia el alma sin estridencia ni prisa entre sus conversaciones jugosas que siempre reian. Y esa risa fertil sembró mi futuro de un trigo verde que se transformaria en el pan del camino mucho despues de que el destino natural de los seres cerrara sus ojos pero jamas pudiera  insonorizar sus bocas y la espuma blanca de su mar de amapolas.


Tuve la suerte de nacer de una madre y de renacer de muchas de ellas. De mis madres, del legado femenino que mi progenitora supo cultivar para mi y para ella cultivo su madre y para su madre la suya ella la suya que finalmente era la de todas. Ella no necesitaba madre porque lo era a vida completa y a todas llamaba cuando sus pies torturados no puediron caminar. La que me parió y las que la acompañaban en su caminar escabroso mis madrinas y mis manos.

Naciamos niños y nuestras muchas madres nos regalaron un cariño certero y valiente que sabian consolar con un beso los dolores mas grandes del universo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ayer

 Esconde tus manos, como si fueran garras de  usura, Esconde tu alma  como si fuera lodo feroz Oculta tus ojos, que nadie lea la vergüenza e...