lunes, 2 de diciembre de 2019

Hay que ver Rita...

Salimos a comprar cromos aunque llovía. A ellos que cuando no les interesa algo se oponen con los argumentos más espurios no tuvieron ningún reparo en la lluvia como en otras ocasiones. El motivo lo merecía, las excusas son para otros temas sin importancia. Los tres caminamos muy cómodos debajo de un paraguas minúsculo mientras la lluvia arreciaba. Cuando llegamos, el quiosco estaba cerrado. Su gozo en un pozo y yo contenta porque tendríamos que volver a casa y dejar de mojarnos los pies, pero no, que estuviera cerrado no los desanimó,  no fue impedimento para que recorriéramos el más de kilómetro y medio que nos separaba de la tienda de Rita, donde algunas veces compramos chuches y cabía la posibilidad de encontrar los dichosos cromos. Tampoco allí los había. La mala suerte nos perseguía. Sin embargo, Rita nos dio conversación un largo rato . Ella también es fan de "La Guerra de la Galaxias", y hay tanto que hablar de eso! Cuando salimos de la tienda ya era de noche y nos encaminamos a casa a toda velocidad mientras yo gruñía como un gorrino jabalí por la tarde que me estaban dando y ellos se partían el pecho a mi costa.

-Tita, qué le pasa a Rita en la cara? preguntó Laura cuando se hizo un silencio.

-Nada, solo es una cicatriz que le cruza la mejilla derecha. Fue en un accidente, sabes? Rita es una de mis heroínas preferidas. Hace muchos años hubo un incendio en la casa de al lado de su tienda y Rita trató de ayudar a sus vecinas a salir de la casa. Eran muy mayores y tuvo muchas dificultades para arrastrarlas a la calle sanas y salvas, pero lo consiguió. Cuando ya se encontraban fuera una de ellas se lamentaba por los animales que quedaron atrapados en el corral y Rita no se lo pensó dos veces y entró a salvarlos. Llevaba una toalla en la cara para no respirar el humo terrible, pero algunos  cristales de la cristalera del patio estallaron por el calor y uno de los pedazos le rozó la parte del rostro que  no llevaba cubierta con la toalla, y esa es la señal que te ha llamado tanto la atención, Lauri.

-¿Y salvó a las gallinas? Sí, fue un poco temeraria pero escaparon del fuego.

Laura estaba tan admirada de la valentía de la vendedora que exclamó:

-¡Hay que ver Rita! ¡Qué mujer más buenorra, verdad?


Bueeeeeno!  Tal vez el adjetivo "buenorra"  no es el más indicado en este caso, pero sí que fue valiente nuestra amiga, les dije mientras intentaba contener la risa.

Creo que necesitamos con urgencia una clase sobre  la adecuación de los adjetivos...

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