lunes, 9 de diciembre de 2019

¿Qué es eso...?

Andrés tiene un jardín magnifico. Su casa es preciosa gracias a ese jardín. Allí jugué  de niña en muchas ocasiones con sus hijos y mis hermanos persiguiéndonos alrededor del brocal del pozo y escalando las tapias bajas que daban al otro lado de la calle.

Andrés es el padre de mi amigo Paco. Andrés debe tener cerca de  noventa años y, aunque su cabeza es muy lúcida y no representa los años que tiene, alguna que otra vez su mente se queda como en pausa.

Ayer por la mañana, ambos estaban sentados en los sillones de mimbre del jardín. El hijo leía el periódico y Andrés tomaba el sol, entonces el padre le preguntó:

-Hijo, qué es eso que está al otro lado de la fuente?

-El rosal, papá, dijo Paco, sorprendido, levantando la vista del diario.

Al cabo de diez minutos, Andrés volvió a preguntar:

- ¿Hijo, qué es eso que hay al otro lado de la fuente?

-Papá, ya te lo he dicho antes, es el rosal. Y continuó con su lectura.

No trascurrieron cinco minutos cuando Andrés volvió a la carga.

-¿Hijo, qué es eso que hay enfrente, al otro lado de la fuente?

-¡Papá! -dijo Paco-  ¡ya está bien! ¿No piensas dejarme leer tranquilamente el periódico, verdad? Es el rosal, te lo he dicho antes, y además lo sabes de sobra. ¡Basta ya!

No pasaron dos  minutos cuando Andrés comenzó de nuevo a hablar.

-No te acordarás, hijo, porque tú eras muy pequeño, dijo. Te gustaba escalar hasta mis rodillas y hacerme mil preguntas. Casi siempre las mismas y yo te respondía siempre.

-¿Qué es eso, papá? y yo contestaba veinte veces cada tarde: el rosal, hijo, el rosal de mamá; La fuente, hijo, la fuente azul de la pared; la ventana, hijo, la ventana del salón; la persiana, hijo, la persiana verde de la ventana del salón; el grifo, hijo, el grifo de la fuente azul de la pared...y así ad infinitum.

¿Lo recuerdas...?




1 comentario:

Ayer

 Esconde tus manos, como si fueran garras de  usura, Esconde tu alma  como si fuera lodo feroz Oculta tus ojos, que nadie lea la vergüenza e...