domingo, 31 de diciembre de 2017

Año Nuevo. Feliz 2018

Poco a poco, el paso rápido de los días descortina el tiempo. Cada fin de línea nos deja el sabor amargo o sabroso de lo hallado o lo ido.
Desde hace algún tiempo el tiempo para mí viró de rumbo y no es ni tan extremo ni tan pueril. Va tomando cuerpo saliendo de lo etéreo de la ilusión en dirección a lo compacto de la realidad.
 Nada está tan presente estos días como lo ido.
Nada busco mas que lo perdido o lo no hallado.
Todo vuelve menos la hora perdida.
Habrá que  aprovechar el tiempo y recordar que la vida no se puede dejar para mañana.
La esperanza, tampoco.

Queda invitado a venir 2018


domingo, 10 de diciembre de 2017

Desmemoria

La tierra que cubre la tierra de mi tierra es leve.
No hay plomo que la desnude o la vista de gris,
porque respira por encima  de cales y arenas.
Las partículas que levitan suspendidas en el aíre
arrastradas por el viento,
cargan en su adn la sangre mezclada de quienes
volvieron al útero madre antes siquiera
del envero.
Aquellos que nutren los frutos
del arbol grande que se eleva altivo
no serán olvidados.
Envuelven con el aroma de la hierba
y las rosas que alimentan
el viento que lleva sus voces de alma penadas
a los caínes, a quienes, si bien, nadie despenó,
despeñaron  en su origen lo humano
para no ser hombres nunca más.
Unos vivirán para siempre,
otros no morirán nunca.
Todos pagaron peaje.

Por más que se tapen con cemento
las lápidas de la memoria,
la tierra siempre queda por debajo,
jamás es clandestina.


viernes, 24 de noviembre de 2017

25 de noviembre

"Las violaciones son “crímenes por medios sexuales, pero no son crímenes para la sexualidad”.

"El acceso sexual es una forma de castigo, de dominación: “No hay placer, sino gozo dominador”. Y es un acto expresivo dirigido a otros: “La persona más importante para un hombre es otro hombre".
Rita Segato

sábado, 21 de octubre de 2017

Desvincularse no es desapego

Desvincularse de los afectos será siempre una prueba difícil. El momento de diferenciarse uno de otro. El tiempo de templar todo el ideario de vida para llevarlo a la práctica. Dar libertad a quien libertad  te pide, tal vez, para trillar caminos poco seguros o en cualquier caso lejanos; cancelar compromisos antes de hora a fin de facilitar el vuelo sin lastres por más que duela. Queda la esperanza de un reencuentro, una puerta entreabierta por si necesitan volver y las cerraduras estuvieran veladas...
Permanecer o quedarse es una prueba de amor. ¿No lo será también dejar marchar...?


viernes, 20 de octubre de 2017

No me lo digas...!

En jarras, con la cabeza inclinada hacia un lado y los ojos muy abiertos Laura sin irse por las ramas lo ha disparado directa al asunto:
-¡¿Te han despedido?!
-Bueno, para ser más exactas se ha terminado mi contrato.
-Pero, ¿te han despedido?
-Técnicamente, no. Pero no tengo trabajo.
Y con toda la indignación mezclada con preocupación que le cabe en el cuerpo, me ha preguntado que de qué voy a vivir ahora.

-Pues no lo sé todavía. Tendré que volver a buscar trabajo.

-No te preocupes, tengo un idea. Podrías venir a dar clases a mi escuela.

-Ay, si es que para eso hace falta un papel que te dan en la universidad...

Me ha mirado de arriba abajo y lo ha comprendido todo en un instante.

Como es muy teatrera, se ha llevado la mano a la frente y se ha lanzado al sofá.

-No me lo digas. ¡¡No fuiste a la universidad!!

-No.

Como se da cuenta de que estoy desconsolada, me siento desamparada y estoy muy triste ha concluido diciendo:

-No te preocupes, Cere, te puedes venir a vivir conmigo y seremos muy felices.

Es lo que tiene tener cinco años que imposible no es nada.

jueves, 19 de octubre de 2017

Consecuencias. Bertolt Brecht

La piel, de no rozarla con otra piel
se va agrietando...
Los labios, de no rozarlos con otros labios
se van secando...
Los ojos, de no mirarse con otros ojos
se van cerrando...
El cuerpo, de no sentir otro cuerpo cerca
se va olvidando...
El alma, de no entregarse con toda el alma
se va muriendo.
Bertolt Brecht

viernes, 13 de octubre de 2017

En el planetario, después de la exposición, el guía se ha ofrecido a responder las preguntas que hubieran ido surgiendo. Diego ha levantado la mano y solo ha realizado una:

- ¿Porqué se acabó el agua en Marte?

Nadie le ha sabido responder.

Después se ha quedado hablando con un grupo de gente. Hubiera podido venderles la luna.

No sé si va a ser una eminencia o un sinverguenza, pero desde luego, de medias tintas no es.

domingo, 8 de octubre de 2017

Todo el poder para mí.

Cuando Diego tenía unos cuatro años jugabamos a luchar con dos armas mortales como eran los dos  cojines del sofá de  la abuela, sin que ella lo supiera. Cada vez que conseguía ganar para su terreno los dos trofeos, saltaba sin medida sobre el sofa  mientras gritaba entusiasmado:

-"El poder es mío...", 

-"Todo el poder para mí..."


Cuando yo se los quitaba por lo bajo (porque para algo era más alta, más hábil y tenía cuarenta años más), protestaba por mis malas artes.

Un día cansada de escucharle  mencionar tanto el poder, le pregunté:

-Diego, ¿ y para qué quieres tú  tanto poder, pequeño?

A lo que él y su sapiencia de cuatro años, perplejos por mi ignorancia,  me respondieron:

-Ay, tita, porque quien tiene poder hace lo que quiere y quien no lo tiene hace lo que quiere quien tiene el poder.

Entonces la perplejidad era mía y me pregunté, de dónde habría venido este niño tan "viejo". 

Y tan estupendo.




miércoles, 16 de agosto de 2017

Cosas de niños. Dolor de envidia


Los niños se han convertido en un bien escaso. Antes los pobres los tenían a montones. De hecho, creo que de ahí viene la palabra proletario,  de quien es tan pobre que solo tiene a la prole (palabra que se encuentra moribunda,  porque ya no  hay proletarios ni obreros, todos somos clase media burguesita).

Hoy entre los pobres no sé, porque siempre han sido unos inconscientes, pero entre la clase media pobrinha tener hijos es para pensarlo. Horarios de trabajo inteminables, hipoteca, poca ayuda familiar, guarderias caras...Los niños acabarán convirtiendose en cosa de ricos.  Hasta eso nos van a quitar. La vida al revés. Vivir para ver.

En mi familia hay dos pequeños y muchos adultos que tratamos de pasar con ellos el mayor tiempo posible, porque les queremos, porque  aligeran la vida. Donde hay niños hay alegria. Aunque yo siento que están un poco solos. No tienen muchos amigos. Contados los del cole y en vacaciones no coinciden con ellos.

Cada vez que tengo oportunidad salimos e inventamos juegos, cuidamos de las gallinas, regamos las plantas, vamos a correr o a nadar y al menos por un rato no tienen la table en la mano.

En las fiestas del poblado fuimos a dar una vuelta por la feria y en las camas elásticas el niño, que tiene siete años, sufrió un levísimo percance y una más leve escoriación en un pie, cosa que le privó de subir a los hinchables con su hermana que se lo pasaba pipa, mientras, él sentado en una silla con cara de rasilla, se sorbía los mocos.

-¿Te duele mucho?, pregunté.
-Tengo un dolor atroz, respondió.
-Entonces no podrás subir al hinchable del reloj no vaya a empeorar esa atrocidad.
-Me siento un marginado, refunfuñó.
- Hombre, un marginado sería si estuvieras allí sentado solo en medio de la plaza, pero aquí instalado en una cómoda butaca rodeado de abuelos solo pareces uno de ellos.
Y ya con un cabreo considerable, terminó diciendo que no continuara con aquella burla, que bastante dolor tenía él.
-Tan atroz es el dolor? pregunté.
- Sí, me dijo. No sabes que atroz es este dolor de envidia que siento ahora.

Pobrecico

martes, 15 de agosto de 2017

Pan de hoy...

Siempre fue así. Yo te miraba desde mis calcetines cortos sentada en la escalera de la entrada. Tú pasabas moviendo las caderas con ese swing tan tuyo que podría distinguir entre una multitud. Solía salir detrás de ti, cuidandome mucho de que no me vieras, moviendo las caderas de forma exagerada, postureando. Yo no lo sabía, pero me fijaba en ti  porque eras distinta de todo cuanto me rodeaba. En el fondo no sentía más que admiración. Imagino que eras un espejo donde me gustaría ver crecida y yo me animaba a ello porque había propuesto no crecer. En realidad, no sé si a quien le hacía burla era a ti, a mi destino o a mis caderas.

Siempre fue así. Yo te miraba desde abajo, con mi vaso de hojalata lleno de zarza mientras tú tomabas una de esa copas de cristal finísimo con dos dedos y saboreabas aquel vino único y exclusivo.

Así  fue siempre. Yo  te quería desde la admiración, desde ese lugar incómodo para querer desde el cual no es posible encontrar a un par, a una par. Hubiera sido mejor valorarte en lo que eras, en lo que siempre fuiste, en la realidad y no desde la fantasia falta de imaginación de mis rodillas al aire.

La primera vez que visité tu ciudad fue un aniversario especial para ti. Y yo creí (porque entonces aún creía en el destino) que aquella señal no podía ser en vano. Y soñaba que aquel aniversario también fuera nuestro. Pero sigue siendo el aniversario de aquel día, de aquel año.

Tu ciudad me impresionó, lo cual no es mucho decir teniendo en cuenta que a mi me impresiona cualquier lugar con más de cinco casas y un bar. Pero en honor a la verdad, es una ciudad muy bonita. Con un punto urbanita que la hace distinguirse entre las poblaciones de alrededor.

Tú rodabas, como ahora, con la vida fluyendo tras de ti, como levitando, sin mochila como las personas educadas para avanzar sin tropiezos a pesar de los escollos. Yo llevaba mi vida a brazos, envuelta en papel de estraza, en vilo, sintiendo como caían gotas de sudor  a mi halda, persiguiendo a la vida sin que ella me tuviera en cuenta. Caminando a tropezones.

Siempre fue así. Un bucle. Hubo, sin embargo, un tiempo en que nos quisimos sin querer. Como por casualidad. Como en las películas que tanto daño han hecho a los amantes pasajeros que quisieron ser eternos. Perdimos el temor y nos embarcamos sin  pudor en conocernos en un camino de tierra roja para el que no existían puertas. Yo perdí un calcetín y el vaso de zarza en no sé que calle y me agarré a los látidos de tu corazón aquel día que golpeaba tan fuerte en mi mejilla. Creí que latía de aquel modo por mi, porque yo seguía creyendo en el destino. El mío, saltaba con una contentura que no le noto hace tiempo. Desde que no te veo.

Y será que no tiene que ser, aunque no crea en el destino. Y será que cuando te llega ni aunque te quites y cuando no quiere ni aunque te pongas. Será. Pero te echo de menos. A ti y a quien soy cuando estoy contigo. Y me gustaría compartir el pan  todos los días, compañera. Pero a ti, a ti no te gusta el pan por más que yo me haya aficinado al buen vino.


jueves, 3 de agosto de 2017

¿Cómo puede ser ausencia?

¿Cómo puede ser ausencia una ausencia en que la muerte me priva de verte, pero no de tu presencia? Si llevo en mi tu existencia como lucero escondido que íntimo y sumergido sabe mi vida alumbrar, ¿cómo es posible pensar que al morir te has extinguido? Elías Nandino

miércoles, 28 de junio de 2017

¿Dónde el nido?


 Cuando se acercó al remanso de aguas claras donde yo vivía, a pesar de sorprenderme su hermoso plumaje, no impacto en nada mis retinas más profundas. Las entretelas de mi corazón no se estremecerían hasta mucho después. Mi escamas tenian entonces un brillo irisado que ejerció sobre ella una especial fascinación  y volvía, pájaro curioso, a ver los reflejos en el agua. Ella siempre hablaba de embarcarse y ¿dónde se embarca una? En el mar, en el rio, en un lago o en un estanque.
Y cuando de su pico surgió un canto por primera vez, aunque distorsionado por los distintos ambientes que nos separaban, llenó mis oidos y hasta mis branquias aletearon con alegria. La imagen de su plumaje suave me llevó a imaginar el placer de la calidez entre sus  plumas.
Nos habituamos a mirarnos entre el viento y el agua de mi hogar. El hábito consiguió atraernos como se atraen un iman y una esquirla de acero.
De tanto asombrarnos acabamos por enamorarnos aun sin entender que el medio distorsionaba la realidad; sin embargo, ambas respirabamos oxigeno, ¿qué podría ir mal?
Ella entraba en mi humedad y pasaba mucho tiempo en secar su cuerpo, de tal modo que cada tanto se hizo cada poco y después cada poco tanto a nada.
Ella volaba y yo la seguía de mirada inquieta y su vuelo que antes me fascinaba comenzó a desasosegarme: ¿Y si no volvía?
Yo me dejaba llevar entonces hacía aguas profundas donde la luz no alcanzaba y a la misma velocidad  volvía a la superficie de mi charca por si ella volaba raso y necesitaba el oxigeno de mis branquias o el burbujeo de mis palabras tanto como yo anhelaba el sonido de sus alas batiendo.
Intenté convertir mis escamas en esas alas. Me molestaba mi escurridiza piel y  la friadad del agua. ¡Intentaría dar un salto! El aíre no podría ser tan incomodo si conseguía hacerle volar.
Y, zas..., un  intento que me dejó casi sin aliento al primer impulso de salida cuando el oxigeno que nos unía no se encontraba en el formato que yo esperaba.
Pero aquello no me llevo al desánimo, solo era cuestion de entrenamiento. Y una y otra vez salté y alguna que otra vez ella estuvo allí con las patas mojadas dentro de la charca.
Cada día fantaseaba con mis escamas voladoras para sentirme cerca de su medio ambiente.
Todo en vano. Un cansancio cada vez mayor invadió mi cuerpo escurridizo y brillante al punto de languidecer. Por más que los salmones surfearan las aguas del rio para desovar, yo no era ni un salmón ni un pájaro de hermosas plumas.
Ella volaba y  creí  que si dejara de volar podría pasar  más tiempo con sus patitas en mi charca, cerca de mí; aplaudiendo mi navegación perfecta, mis burbujas de aire dibujando el agua. ¿Y si ella cortaba sus alas...? ¿Y si yo le pidiera que cortara sus vuelos...?

 No basta el amor para construir un nido en el agua. Tal vez el amor nos pedía lo más difícil de todo.

Podría suplicarle que quebrara sus alas, sin ellas nunca más volveria a marcharse, permanecería a mi lado, sin embargo no volaría mas  y yo... "yo lo que amaba era un pájaro..."


domingo, 28 de mayo de 2017

Adivinanza

Solo acontece en el juego. Su objetivo es el placer y la felicidad. Si hay lucha, si hay hostilidad, no existe. Las relaciones en que uno de los dos  provoca sufrimiento en el otro, a través de groserias, desprecios, indiferencias son frecuente. Sin el placer de estar juntos no acontece.

¿Qué es? 

La madalena de Proust: una percepción evoca un recuerdo intensamente

 A veces, cuando el duelo termina, cuando se acepta la pérdida y la alquimia del tiempo transforma la ausencia en nostalgia,  el recuerdo s...