La tierra que cubre la tierra de mi tierra es leve.
No hay plomo que la desnude o la vista de gris,
porque respira por encima de cales y arenas.
Las partículas que levitan suspendidas en el aíre
arrastradas por el viento,
cargan en su adn la sangre mezclada de quienes
volvieron al útero madre antes siquiera
del envero.
Aquellos que nutren los frutos
del arbol grande que se eleva altivo
no serán olvidados.
Envuelven con el aroma de la hierba
y las rosas que alimentan
el viento que lleva sus voces de alma penadas
a los caínes, a quienes, si bien, nadie despenó,
despeñaron en su origen lo humano
para no ser hombres nunca más.
Unos vivirán para siempre,
otros no morirán nunca.
Todos pagaron peaje.
Por más que se tapen con cemento
las lápidas de la memoria,
la tierra siempre queda por debajo,
jamás es clandestina.
domingo, 10 de diciembre de 2017
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Me ha gustado muchísimo.
ResponderEliminarUn beso grande y Feliz 2018.