domingo, 13 de septiembre de 2015

De glorietas, hombros y lloros.

El viernes trataba de aparcar mi bicicleta en una acera al otro lado del sol y para mi sorpresa no había espacio. Parece que la mayoría de ciclistas úrbanos pensamos salir y aparcar en el mismo lugar y a la misma hora ese viernes porque un rato después la acera estaba completamente vacía. Mientras cavilaba buscando una buena solución a mi problema una amable señora despejó un trocito de reliso y aparqué. Tuve que girarme y colocar el pedal haciendo tope porque perdí el patín nada más comprarla hace ya algunos años
.
 Cuando regresé a la posición original me tope con un abuelo y su nieta que acababan de atravesar la glorieta y venían un poco alterados. El abuelo con cara de malas pulgas rezaba en arameo agradeciendo a Dios, a Ala, a Jehova,  a Yavhe o a los Rollings Stones, vete tú a saber, que ningún vehículo circulara alrededor de la plazuela cuando ella se había soltado de su mano y cruzó sin mirar.

 Esta claro que hay que mirar antes de cruzar la calle (incluso los que creen en el destino lo hacen) y el regaño del abuelo tenia plena justificación, pero la pobre estaba tan asustada por la actitud del yayo que me dio penica. No tendría  tres años y verla allí sorbiendose los mocos y apretando los puñitos en  un esfuerzo titánico por no llorar, me partió el corazón. El abuelo, que la regañaba con aspereza (y era un abuelo de rasgos muy severos),  me hizo partícipe de la escena, así que me uní al regaño y agachandome a su altura, casí me pongo a sorberme los mocos y hacer pucheros yo también. Me acerqué a ella  y le pregunté si estaba asustada. Movió la cabeza ligeramente afirmando que sí y le dije: ¿quieres llorar  poco? Ella afirmó de nuevo con su cabecita y  yo le preste mi hombro... Y lloró un poco.

 El abuelo insistia  en que no había que llorar por tan poco y  bla, bla, bla. Entonces le dije a la pequeña, que él también se había asustado al verla correr como vaca sin cencerro,  y que el abuelo no sabe que llorar un poco es bueno (puede que a él siendo un niño de tres años asustado por otro abuelo severo con quien cruzó sin mirar, nadie le dejara llorar ni un poco para calmarse),  y que tal vez,  por poderlo hacer tan amenudo como nuestro cuerpo nos lo pide,  las  mujeres vivimos diez años más que los hombres. Y eso, no es poco.

Cuando salí del banco les vi buscando a través de los ventanales a la mamá de la niña que trabaja allí. Reían los dos...

viernes, 28 de agosto de 2015

Tres peces

La libertad tiene un precio.
Al orgullo de ser mayor se le antepone la perdida de una maestra querida, de una mejor amiga de los ocho años...

 "Nadan por debajo de un pez de madera,
de un pato de goma,
de un barco de vela.
Como no podía comprarme pecera
puse a mis tres peces en una bañera.
Yo estoy muy contento,
pero ellos anhelan el agua,
la espuma y las olas,
la playa y la arena
y un trozo de cielo con alguna estrella
que vista a la noche con traje de seda.
Así que he pensado que aunque a mí me duela,
estas vacaciones que se va la abuela
a Torremolinos a veranear,
le daré mis peces en una nevera
para que los suelte en otra bañera
más grande, más llena,
cargada de olas, de espuma y arena
y mil y un reflejos de luna y estrellas
que vienen y van.
Y por si recuerdan con un poco de pena
mi blanca bañera,
mi mundo sin sal
le daré a la abuela antes de que cierre su vieja nevera
mi pato de goma,
mi pez de madera,
mi esponja amarilla,
mi barco de vela
y que todos jueguen con su libertad."

Antonio Olea

domingo, 3 de mayo de 2015

Nunca paga con dinero.

Mi poeta, curtido en mil batallas de agua y  jabón, partió una mañana en dirección amanecer. Nada pudieron las miradas de los  abrasados viejos que finalmente le vendieron cera y cerillas para su viaje al tiempo que descosían  sus cicatrices para construir unas parihuelas. Por más que les quieras, hay caminos que solo ellos pueden recorrer.  ¿Qué renacimiento habrá que no sea doloroso?
 Con el hatillo lleno de plumas  y pajas maternas, con el corazón afinado y recién afeitada la barba de tres vidas se marcho silbando aquella melodía pegajosa que la varada cantaba de sol a sol.
Espiritu noble,  sin blindaje, buscó mas allá de los mapas y  encontró  molinos que molían la esperanza a precios de hambre ajena, cerebros bien engominados y muchas carteras llenas de arrugas. Como buen quijote descubrió en sus tripas vacias  un pan que no alimenta y  brazos tan, tan largos que rodean el mundo y a toda criatura atrapan. Y no son molinos.

Regresa descompuesto y mudo al refugio del pecho materno.
Causa tristeza ver que llega " mendigo que no mendiga porque nada necesita."
Me da pena verlo así y al mismo tiempo le espero llena de  expectación la letra nueva, porque si grumete inconsecuente me conmovia tanto, no puedo imaginar adonde no llegara marinero y roto.


martes, 14 de abril de 2015

lunes, 13 de abril de 2015

Gabriela Mistral besa con besos.


BESOS

Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria. 


Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.

Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Gabriela Mistral .

domingo, 12 de abril de 2015

Farmacia de guardias

Entre la farmaceútica y su hija han convencido a la señora María para que vuelva a comprar el mismo medicamento que no quería llevarse. A veces  no escuchamos, o escuchamos a medias o sencillamente creemos más a los de fuera que a los de dentro.
María toma un medicamento para su enfermedad crónica, desde hace años. La última vez que compró la caja de pastillas, le dieron una marca distinta. Claro que el principio activo era el mismo, y con tanta vehemencia le contaron el cuento que ella, que confía en su farmaceútica, se la llevó.
Pero desde que ha empezado a tomarlas siente molestias gastrointestinales y ella lo achaca a las pastillas.
Su hija, que ha escuchado cientos de veces que los medicamentos genéricos son iguales a los de marca, cree que se queja por llamar la atención y no la escucha, es más se irrita con ella y la farmaceutica refuerza esa  creencia cuando insiste en que el principio es el mismo y no hay diferencias entre las marcas de genéricos.
Y si bien es cierto que el principio activo y la dosis son las mismas,  tan bien lo es que el excipiente cambia de unas casa a otras, y efectivamente las últimas llevan aceite de ricino y este irrita  bastante las mucosas, casí tanto como me han irritado a mi las dos jovenes y sobradamente preparadas tachando a María de tonta. Dos cucharadas de ricino les habría hecho tomar yo. Como poco.

viernes, 20 de marzo de 2015

osario

Nunca me gustaron los huesos de santo. Solo el nombre produce  rechazo en mis salivares y un pequeño espasmo en la entrada del estomago.  Ya sé que solo alude a un nombre de dulces, y que un nombre no sabe a nada o al menos así debería ser para mí que no soy Serrat ni tengo una novia que se llame María, pero mi imaginación es libertina y ha conocido a  sinestesia antes que yo.

Alguien me contó una vez, que los huesos de santos eran milagreros y algún devoto (poco amante de los votos), dejaba  codillos de santa cerca de la mesita de noche, así, como si se tratara de yemas de Ávila y a modo de aspirina.  Imagino que cualquiera que supiera de tales manías no daría un crédito al santero.

Ahora algunos enterradores de la cultura se dedican  a desenterrar huesos de escritor. No sé porque se empeñan en encontrar al genio entre sus metacarpianos  cuando basta leer su obra para tropezarse con su alma. Y menos mal que no los han encontrado incorruptos, sino mortales y carcomidos como los de cualquier ignorante medio. Imagino que de otro modo hubieran podido santificarle  y hacerle patrón, que sé yo, de los jugadores de pádel que sufren mucho de codo de tenista. O de los Sin beca que acabarán remando en galeras.

Lo que más me asombra es que quienes se interesan tan vivamente por los huesos de escritor desprecien los de quienes no han merecido ni unas letras con su nombre en la lápida de un cementerio y andan desperdigados entre  caminos suspensivos que pisamos sin poner un punto final digno a su historia. A la de todos.
Y se podrá argüir que  los dineros son pocos, que este es uno y aquellos muchos,  que uno fue Oro de un  Siglo  y estos plomo de espanto de menos de cien años, que aquel fue un escritor de universales historias inventadas y estos solo "historia viva de España".

 No sé, pero imagino que si quienes hoy buscan a Cervantes con tantas glorias públicas creyeran que  los mismos españoles enterrados en nuestras cunetas  lo estuvieran, que sé yo, en Cuba, por ejemplo, no habría día sin reclamo de la dignidad patria. Y son los mismos. ¿ O no?

Una paradoja más, don Miguel, ¿no lo cree usted?

miércoles, 18 de marzo de 2015

domingo, 8 de marzo de 2015

8 de marzo 2015

Cuando era niña y me preguntaban que quería ser de mayor, solía responder  que yo de mayor quería ser soltera por el mismo motivo que al comenzar a hablar era normal decir "he dicido", "he hacido".   Casi todos los adultos reían cuando me escuchaban porque de alguna manera entendían que se escondía detrás de aquella gracia, y lo subyacente era conocido por todos y lo escondido algo muy serio.
No se refería aquella niña al estado civil como profesión, aunque en realidad bien lo hubiera podido ser, porque si miraba alrededor no encontraba profesión de mujer a la que aspirar que no fuera la de casada o viuda. Las mujeres realizaban aquella actividad del matrimonio como un "todo en uno" que incluía todas las posibles etiquetas sociales.

"Ser hija de...", "novia de...", esposa de...", "madre de...", "abuela de..." Siempre algo de alguien.
Las mujeres no tenían nombre propio y desde la pequeñez de la infancia era posible descubrir las irregularidades tanto  de la vida como del lenguaje.

 Yo no quería pasar por la vida que mi madre pateaba ni por la que veía arrastrar a mis mujeres. Yo quería ser libre como lo era mi tía. Y mi tía era soltera. Y ello implicaba trabajar fuera de casa y aquella independencia económica, si bien no la libraba de la supervisión de sus hermanos, si le permitía un respiro, una libertad que yo desde mi niñez entendía como deseable, pese a que la educación social y familiar pasara por hacer desear un vestido blanco y un altar al tiempo de  huir de la  poco deseable etiqueta de "solterona"

Todo el proceso de lucha que acompaña la búsqueda de respeto e identidad sigue en pie, abierto desde perspectivas que incluso hoy pasan desapercibidas de tan respiradas.

Desde la perspectiva de género hasta un libro de matemáticas es un espejo de aquello que no se ve y que nos va a todos, porque la salud social e incluso individual del conjunto pasa  por darse cuenta de que precio se paga por ser hombre y por ser mujer envueltos en una nube  normada por otros, para otros tiempos y otros cuerpos.

El emperador va desnudo. Los niños lo ven.







sábado, 28 de febrero de 2015

La caja de música” (1989), de Constantin Costa-Gavras


Hay imagenes que se graban especialmente en la memoria y se graban tan bien que sorprende. El recuerdo de esta historia vista en 1989 estaba tan intacto que me asombra. Y en este caso verla con una mirada más madura no le ha robado impacto.

La película cuenta en clave de drama familiar la historia de una prestigiosa abogada estadounidense (Lange) que decide encargarse de la defensa jurídica de su padre, un inmigrante de origen húngaro (Mueller-Stahl) cuando es sorprendido con una acusación por crímenes de guerra en su presunto pasado como oficial al servicio de la Alemania nazi durante el exterminio de los judíos húngaros de 1944.








domingo, 22 de febrero de 2015

4 minutos

https://www.youtube.com/watch?v=sIDFkf2hHtk&feature=player_detailpage

"El francotirador" de Armando Macchia



"Todos los días, mientras esperaba el ómnibus, un niño me apuntaba desde un balcón con el dedo, y gatillaba como un rito su arma imaginaria, gritándome "¡bang, bang!". Un día, solo por seguirle el rutinario juego, también yo le apunté con mi dedo, gritándole "¡bang, bang!". El niño cayó a la calle como fulminado. Salí corriendo hacia él, y vi que entreabría sus ojitos y me miraba aturdido. Desesperado le dije "pero yo solo repetí lo mismo que tú me hacías a mi". Entonces me respondió compungido: "sí señor, pero yo no tiraba a matar".

jueves, 12 de febrero de 2015

Haberl@s hayl@s

Hay seres humanos- los menos humanos de todos- que creen que nadie hay que merezca la humanidad más que ellos mismos- los más carentes de ella.

Hay un hombre que, por más poderoso  sea o se considere,  por más que monopolice las sedas en el  armario de su  casa de caudales,   no podrá usar más de un traje por vez, aunque su codicia dejé desnudos a miles.
En un cuerpo  solo cabe un traje.

Hay un hombre que es dueño de la necesidad de tantos, que solo puede comer un pedazo de pan de vez en vez, por más que en  sus graneros rebosen las hambres de otros.

Hay un hombre que guarda con llave en su biblioteca las mejores plumas y dispone de todas las tintas para manipular a  interés compuesto y que coloca la educación en el estante más alto para que nadie descubra lo que es leer.

 Hay un ser que se pavonea de tener a un dios en  su cartera de desvalores  y para el cual el agua del pozo revierte sin ser capaz de  ofrecer un vaso al sediento, por miedo a la sed. Una sed insaciable que convierte en desierto hasta el mar.


 Hay muchos hombres y mujeres que quieren cambiar el mundo y llenarlo de ideas de cooperación y que apesar de ellas son incapaces de aunar esfuerzos y disposiciones en una sola mano o en un solo papel.

 Hay un mundo que se une para no dar y un mundo que se dispersa para aunar. Hay un mundo que no se eleva porque no  tiene la valentía de ser humilde ni por media hora.

 Vivimos en una sociedad alta que se pavonea como si vistiera el mejor abrigo de pieles y calzara el  más fino tacón mientras pasea en raída bata de guata y zapatillas rotas.

Sin embargo en algún lugar, existen hombres y mujeres que conocen el remedio para esa tan gran desolación. Que han visto nacer flores en el pareazo más destruido cuando el sol besa su tapia en primavera.  Hay seres humanos desposeídos de mucho que conocen la sabiduría de todo y saben que  se puede comer en muchas bocas, andar en muchos pies,  abrazar en muchos cuerpos, aprender en muchas vidas... cuando tú y yo somos nosotros.

domingo, 8 de febrero de 2015

Cumpleversario

Pájaros de la misma calaña andan juntos sin que la palabra calaña se ofenda por ello, todo lo contrario, más de una vez se ennoblece. Y me permite sentirme muy afortunada de haber compartido vuelo y cielo con pajarillas tan nobles.
Ningún ocho de febrero pasará desapercibido para mí, porque ya también es un poco mío. Sé que no en todos será posible acompañaos en persona, pero no dejará de indicarme que los días comenzaron a alargarse hacia la primavera cuando os conocí y aún era invierno.


Feliz cumpleaños de una en una y feliz aniversario para las dos!!
Sigan ustedes jovenes y lozanas. ¡Que os quiero!

Pan bueno. Josefina

No es necesario conocer toda la retórica y la gramática para convencer, a veces, basta con expresar con franqueza y cariño un concepto para que llegue donde no alcanzan las mayusculas  Y no es porque considere inútil la elocuencia ni la ortografía, todo lo contrario, sino porque entiendo que la fuerza  de los conceptos late un poco más en el interior que en el ropaje. Y la pieza de ropa más hermosa del mundo no es nada sin un cuerpo cálido que la vivifique.
 Josefina no escribió ningún poema, no todos aquellos  que pasaron a toda prisa a su lado se empaparon de la calidad de su sonrisa, si alguien se detuvo a mirarla fue, más bien, por asombrarse de esa piel perfecta, tersa que invitaba a acariciarle la cara. La vida no le concedió tribunas ni oropeles pero ella ofreció siempre un espectáculo de grandeza y de cariño que de manera gratuita  templaba el aire de la prisa y  la frialdad.
No pasará a los anales de la historia como heroína, ni hablaran de ella los diarios del domingo, aunque deberían, porque esta sociedad sedienta de paz necesita más que nunca de esos pequeños ejemplos de vida serena. Josefina supo ser el tornillo pequeño que sujeta una pieza escondida sin la que no funcionaría jamás una maquina inmensa.  Supo ajustarse a las circunstancias, a veces su ayuda no pudo pasar de la palabra de aliento, o de limpiar  la cocina a una vecina querida o ayudar con el fardo pequeñito de un niña sin fuerzas, pero siempre estuvo bien dispuesta a colaborar.
 Ella siempre decía que al trabajo hay que ir con alegría, porque el poco pan bueno que la vida da a los pobres no debe acedarse con ceniza. Y yo, hoy, trataré de no acedar su recuerdo con ella.

Ayer

 Esconde tus manos, como si fueran garras de  usura, Esconde tu alma  como si fuera lodo feroz Oculta tus ojos, que nadie lea la vergüenza e...