De un viaje solo unas pocas palabras pueden cambiarle el sentido y la dirección a un destino.
De un viaje también se recogen sensaciones mínimas que se amplificaran en la memoria y que guardar en la estanteria que se encuentra al lado de la ventana junto a las fotos, a las postales y a la caudalía del vino, del paisaje y del paisanaje.
Un viaje que tendrá su propio latido y su propia respiración profunda o leve.
Estaba sentada detrás de mi y se quedo dormida en cuanto nos pusimos en marcha. Me adormecí de igual forma pasados los primeros cuatrocientos kilometros, cuando mi compañera de asiento y yo callamos.
Ella despertó antes y suspiró. Hizo una pregunta corta y sus palabras sonaron en mis oidos como música y comence a temblar un poquito. El vello de los brazos se erizó y su tono de voz tan cerca de sus mismos genes me la trajo al instante.
Y cerré los ojos y supliqué para mi por que siguiera hablando.
No soy consciente de cuanto me aportó su vida corta y sensible y de cuanto la echaba de menos.
Ya no hablo en voz alta con ella como entonces, como si con ello pudiera impedirle que volviera a marcharse y la escucho desde adentro y me consuela. Siempre. Como siempre.
Y me ha envuelto su recuerdo y su voz recobrada como las notas de una canción interrumpida hace mucho que se quedo callada en la punta de mi lengua y me ha puesto a silbar.
Y ha convertido un viaje al exterior en un viaje al interior por un sendero desde adentro.
Cuando he llegado a casa, guardando la maleta en el armario de la habitación grande he encontrado como por casualidad su cazadora vaquera de borreguito, aquella que le pedí a su madre cuando ella se marcho hace tanto y a pesar de que ya no lleva su olor la he abrazado como si estuviera en ella.
Ha sido un viaje divertido, con muchos matices y con un sabor dulce y tierno como si nos hubieramos vuelto a encontrar. Como si la musica hubiera empezado a sonar otra vez. Y me ha encantado que el espacio y el tiempo me hayan regalado de nuevo su voz. La de entonces. La de siempre.
Bueno, los viajes dan para todo, para rememorar momentos pasados con..., tener deseos de momentos futuros con....y disfrutar del presente viaje con... " dar un viaje" a....ó con...
ResponderEliminary tú, quieres viajar? Si te invito a conocer mi tierra vendrás?
Eliminaro invitame a conocer la tuya.
Me viene a la cabeza la orquesta Mondragón.
"Viaje con nosotros si quiere gozar..."
Un abrazo apretao, pepinha.
Viajar...al fondo de los adentros.
ResponderEliminarEso es lo que me ha traído Rosa León: recuerdos...
Espero que buenos, Alson.
Eliminar¿Estás bien? Silenciosa te encuentro.
Un beso
Jolín Cerecilla... me ha recorrido un escalofrío al leerte. Y a la vez me he quedado con una sonrisa algo melancólica.
ResponderEliminarGracias por compartir un sentimiento tan bonito.
:-)
Gracias a ti por pasarte. Espero que la melancolía ya no se encuentre pero sonrías.
EliminarUn beso
Jo...cereza... las voces, los olores...esas memorias tisulares que llevamos en los músculos. Cargadas en nuestra mochila para siempre.
ResponderEliminarEmocionante. Me acuerdo de aquel libro de la Gaite, "Nubosidad Variable"... Don Pedro, el profesor de literatura, admirado por las letras de Sofía Montalvo, solía decirle... "siga, señorita Montalvo, siga..." Pues eso, cereza, sigue escribiendo, no lo dejes...
Ah, y me encanta la canción :)
Un beso.
SAbes el libro del que hablas lo leí hace mucho, de hecho creo que fue uno de los primeros libros que pague con mi propio dinero. Y tengo el recuerdo de que me pareció aburrido como el ambiente en que se cuece. Ahora que lo traes a colación voy a recuperarlo.
EliminarSeguir escribiendo? Mientras tenga algo que decir seguiré dejandolo salir. Aquello que no sale hace daño y no me quiero privar.
Un Beso, sin mapa.