martes, 16 de octubre de 2012

Otra cosa tendrás, no?

Esta marvillosa luz de octubre que no quema ni asusta, que más bien alimenta invita a salir a la calle. De entre los trabajos del verano queda por adecentar las puertas del garage que abren y cierran el hogar de mis vehiculos y aprovecho para pintarlas de azul luminoso.
Subida en la escalera comienzo el trabajo y mientras en la esquina aparecen dos niños. Una niña de no más de diez años y un rubio que calculo no tiene aún tres.
Me pregunto porque no están en la escuela.
Salen jugando y aparece una mujer casi niña con un carrito y la bebe de pocos meses.
Vienen caminando hacia donde me encuentro y el rubio, más atrevido corre y se planta enfrente de mi.

 La mujer casi niña llega y saluda. Es extranjera pero habla mi idioma. Vestida con ropas muy humildes que resaltan más su juventud por contraste. Bajo de la escalera y les regalo un globo. Solo uno, se han agotado las reservas. Ella dice gracias y me los presenta. Él se llama Raul, la niña Maria y la pequeña Rodica.
Tienes unos niños muy guapos, y ella sonrie. No me dice su nombre.

Siguen paseando y al llegar a la esquina dan la vuelta.
Raul se vuelva a adelantar y se para de nuevo a mirarme. Invitandome a que le vuelva a decir 'hola rubio'.
Continuan paseando.
El furgón del frutero se viene acercando desde el otro lado de la calle y para a su altura enfrente de la casa.
¿Cuanto valen las frutas? pregunta la mujer casi niña.
Un euro la pieza, responde el hombre, ¿quieres? Y ella le dice que si, que le de un melón.
El vendedor quiere darle el más pequeño y ella protesta, dame otro más grande. Podias darme dos.
Y el hombre niega esa posibilidad. Te he dicho que un euro la pieza. Si quieres más cómpralos.
No tengo dinero, dice ella.
Entonces él la mira de arriba abajo, despacio. Se para en sus pechos y levanta lentamente la cabeza.
¿Pero otra cosa si tendras, no? Están los niños, dice ella.
¿Cuando estarás sola? A las tres y media.
Entonces volveré.
Van a pasar a la casa y el hombre la sigue repitiendo el horario, asegurándose que ha entendido bien el contrato.
Vuelve al furgón, abre la puerta y le indica que vuelva, tiene un anticipo para ella. Le ofrece otra pieza de fruta. Es la fianza.

Sube al vehículo, arranca y se va. Al pasar por mi lado, me pregunta si quiero comprar fruta.
Ni lo miro.

Hoy los niños comerán postre y un trozo de la dignidad de su madre. Ella dejará de parecer una mujer casi niña. Él se agrisara mucho más. 

Otra mujer educada hace mucho tiempo, en otros tiempos, que ha sido testigo como yo de la negociación, pasa murmurando cerca de mí. Distingo en su soliloquio la palabra "puta".

La mujer educada en otros tiempos tiene razón. Entre los actores de esta escena hay una puta, la más puta de entre todas las putas, la más depravada, la más cultivada por otros más putos que ella, la que siempre ha estado y seguirá siendo puta donde viva.

La puta pobreza

15 comentarios:

  1. Alguien dijo alguna vez..o quizás lo leí."Nadie conoce su propia fuerza mientras no se ha encontrado con la necesidad"
    Gran texto, como siempre.
    Besazos

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  2. Terrible historia, cereza. Me ha puesto la piel de gallina. Un beso.

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  3. qué triste la escena...y cada vez más se dan casos así...sin necesidad de que sean extranjeros...mi ciudad se está llenando de gente que pide para comer, personas que podríamos ser cualquiera de nosotras...

    Un abrazo

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  4. Bufff.... qué duro, qué triste, cuánto más frecuente de lo que nos imaginamos...

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  5. chicas, doy contestación general. Sencillamente me amargó el día. No sé que más se puede decir.
    Gracias por los comentarios.
    Y un montón de besos gratis.

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  6. Pues la mujer educada en otros tiempos debería saber que en aquellos otros tiempos muchas mujeres tuvieron que olvidarse de su dignidad para que niñas como ella fueran "educadas". El vendedor es un aprovechado y la señora "educada en otros tiempos" una ciega. Si tanto le molestó ¿Por qué no le compró ella la fruta para preservar la dignidad de la mujer casi niña?

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  7. A juli: porque lo que le molestó fue que la pobre mujer con hambre diera a cambio de la comida lo único que le queda, su propio cuerpo... como si tuviera opción! y porque mujeres educadas en ese machismo rancio y apestoso consideran que una "mujer honrada" debe morirse de hambre antes que "irse de puta"...
    Cereza: entiendo que te haya amargado el día, a mi me ha dejado irritada desde que lo leí hace horas... es indignante y muy doloroso... ahora, desde otro punto de vista, que sepas que de todo lo que te he leído, esto es con diferencia, lo que me ha parecido mejor no por el contenido, sino por lo mucho que transmite. Clap Clap Clap, me quito el sombrero...

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  8. Es muy noble pensar en comprarle la fruta para que no tenga que vender su cuerpo ese día, pero no todo el mundo podría adoptar a una mujer y a tres chiquillos para que la mujer no tenga que vender su cuerpo mañana, pasado y cualquier otro día del año. Regalarle la fruta calmaría la conciencia de la gente educada, pero nada más. El problema no está ahí. Es mucho más profundo.

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  9. Creo que todas hemos visto gentes que compraban conciencias dando las migajas que sobraban con una mano mientras con la otra robaban el derecho a una vida digna. Personas educadas en otro tiempo y en este, admiran a quienes descienden de la clase pudiente a contaminarse entre ellos.
    Dicen que una cadena no es más fuerte que su eslabón más débil. Y mientras una mujer y sus hijos no tengan la protección básica y el derecho a vivir dignamente, seremos pueblos esclarecidos pero no civilizados.
    La falta de compasión o mejor dicho el haber hecho de la falta de compasión algo razonable nos ha traido hasta aquí. Y a pesar de creernos medioburguesitos la escena que contemplé se repite a otros niveles en muchas ocasiones. Solo queda tratar de crear conciencia.

    Querida Luz la mina de mi lápiz te da las gracias por tu comentario. El post se escribió solo.
    Besos

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  10. justo había acabado de cenar y se me ha revuelto el estómago. ¡ qué triste historis!

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  11. Cereza, soy lectora de tu blog, hoy no puedo pasar en silencio.
    Cuanta realidad.

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    1. Blau, también soy lectora del tuyo. Algún comentario dejé.
      Bienvenida.

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