miércoles, 26 de febrero de 2014

Batiburrillo

Sale el sol y hay que aventurarse a dejarse las pieles en casa. Apetece dar un paseo y contemplar la vida que circunda el poblado.
Nada más salir, los saludos de rigor con los vecinos a los que apenas he visto en estos meses pasados. Es increible, pero sé más de la vida de la duquesa de Alba y Belén Esteban que de mis vecinos. Y eso contando que veo la tele media hora nada más.
Comienzo el paseo y veo un poco más delante unos brazos moviendose como  aspas de molino,  haciendo grandes asparabanes. Tres señoras rubias de cierta edad hablan en la pequeña plazoleta que lleva a la estación de autobuses. En realidad llamarle estación de autobus es una exageración, porque apenas paran tres lineas y apenas por tres minutos, pero de alguna manera habria que distinguirla de las paradas del urbano. Porque mi pueblo es pequeño pero tenemos de todo, inclusive urbano y camión de bomberos. Hace bien poco pusimos unos semáforos que adornan mucho, a pesar de tener solo luz naranja; las habituales rojas y verdes aún no las he visto brillar. Será que creían los semaforeros esos de la ciudad que le ibamos hacer caso a las lucecicas!
Las tres señoras hablan del 23-F  indignadísimas se comentan las unas a las otras que "por lo visto, aquello fue una gran mentira, que ni hubo tiros ni Tejero sabía nada  y estaba todo estudiao; que nos habían  contado una milonga más."
En fin cuanto daño hace la televisión a veces. Ni te lo cuento como paso, ni al revés para que me entiendas.

Al pasar por el parque una muchacha, que lleva un niño de año y medio más o menos, hace eso que me repele tanto. Lo segundo que me repele más del mundo mundial. Acerca la nariz al pañal del niño e inmediatamente pone cara de "que mal huele".
¿Pero vamos a ver muchacha que esperabas? Siempre que las observo hacer ese acto suicida me suben las transaminasas. Lo de los mocos no lo cuento por no correr el riesgo de vomitar.

Miro el reloj, y es hora de volver. Se me va el vino en catas... Como pasa el tiempo cuando evitas trabajos que no te apetecen..!

Al abrir la puerta me llevo una sorpresa.Mi hermano y los sobrinos han venido a casa inesperadamente. Mis herederos (de momento) son dos. Diego que  tiene cuatro años y su hermana Lara que va cumplir dos.

El niño tiene un vocabulario de  no sé que serie de TV que  le permiten ver sus padres, pero nada más verme entrar por la puerta comienza a decirme:

Diego: ¿Y tú, que no movistes un músculo para evitar el atropello de la Directora Científica, permitiendo aquella injusticia, que esperas del fluido cósmico en tu desdicha?

Y yo asustada, más que otra cosa solo se me ocurrio protestar:
-Ostras, que yo no  fui..!

Arreglado el asunto de la directora científica  nos dirigimos a la habitación contigua para  averiguar que habia pasado con "el bebe de la abuela" (un niño Jesús, más bonito que un SanLuis, que ha dormido placidamente en su cuna de paja durante decenios, hasta que los pequeños le echaron la vista encima y ya no sabemos si llegará a Semana Santa)
Al pequeño Jesusitodemivida, alguien le ha escondido (yo no sé nada, lo juro) de la mesilla del dormitorio y esto causa un espanto terrible en Diego.
-¿Quién le habrá secuestrado? indaga, con una ceja más levantada que la otra. Y con su linterna mágica nos dirigimos a interrogar a los habitantes de la casa.

Mi madre y su amiga Alicia charlan en el salón. Ellas serán las primeras interrogadas.

- Habrán sido las chicas, parecen sospechosas! dice mientras las mira de soslayo.

Las chicas tienen 68 y 83 años y no saben la que se les viene encima.

- A ver, mujeres, decidme ¿dónde estabais a la hora del asesinato?

Y ellas se parten de risa.

Cuando vuelve me informa sobre su tercer grado a las abuelas.

Han sido ellas, me dice: la abuela y su amiga Lalicia.

Asi todo de corrido, Lalicia. Porque él que habla correctamente no dice la Carmen, la María, La Dolores y cree que el nombre de Alicia es Lalicia, asi todo junto, como El Cairo.

Mucho me temo que mientras tenga que ponerme a estudiar con esta luz y este buen tiempo, mi blog no desaparecerá. Jo, que no tengo ganas. Con lo maravilloso que es poder estudiar silvestre, sin temarios ni fechas de entrega.




lunes, 24 de febrero de 2014

Cardiosalud

Hoy escuchaba las recomendaciones de una especialista en asuntos del corazón. Dieta cardiosaludable.
 A saber:
-Reducir hasta anular la ingesta de sal.
-Evitar grasa saturadas de origen animal(adios a la barbacoa de Georgie Dann)
-La bolleria industrial, ni catarla. (Sin comentarios facilones)
-El alcohol, ni olerlo. (Salvo una copa de buen vino lleno de polifenoles mágicos)
Y en cambio:
-Beber mucha agua.
-Aumentar la ingesta de  grasas insaturadas.
-Incluir en la dieta  pan y pastas integrales.
-El aceite de oliva, el mejor.
-Hacerse fans del sabor a poliespan, es decir  del pavo y la pava.
-Tirar todas las sartenes y quedarse solo con la plancha, el horno y el vapor.

Y todo esto esta muy bien, pero me pregunto si no influirá en nuestra salud cardíaca, tanto  los alimentos prohibidos como el cómo, el donde y con quien compartimos mesa, mantel y vida.

Tengo la impresión de que estas últimas variables influyen tanto o más que la manera de cocinar.



domingo, 23 de febrero de 2014

Quiéreme entera...


Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra…
si me quieres, quiéreme negra
y blanca. Y gris, y verde, y rubia,
quiéreme día,
quiéreme noche…
¡Y madrugada en la ventana abierta!
si me quieres, no me recortes:
¡quiéreme toda… o no me quieras!
Dulce María Loynaz

sábado, 15 de febrero de 2014

Pregunta

Siento cuando no escribo que enmudezco, que el espacio de aire que necesita de mi lengua y mi palabra  se queda descolorido y vacio, que  atascado entre mi corazón y mis dedos aquello que no digo acaba por formar un nódulo artrítico que me duele y me deforma.
Cada vez que callamos, que dejamos de compartir esa parte única de la vida que nos habita en régimen de alquiler, nos achicamos un poco.
"Hay que hablar", es la frase que más he escuchado en los últimos días. "Hay que hablar". Pero no hablar de lo que se espera, se sabe, que por repetido satura, hay que atreverse a comunicar aunque lo que nazca de nuestros labios nos deje sorprendidas en primer lugar o nos enrevese la vida. Hay que hablar con las manos, con los ojos, con los codos o con las orejas, pero hablar comunicar, no dejar de ser, no dejar de estar.
Esta plaza de pueblo, este foro de lesbianas fue durante mucho tiempo un maravilloso café de todas y donde
hoy apenas se escucha la música  de alguna cucharilla que remueve un café.
Nos hemos silenciado? Nos ha silenciado algún desencanto, un revés, la realidad? Qué o quién nos ha invisibilizado? Nosotras? Oramos de más frente al muro de las expectativas? El eterno miedo? La saturación? Qué?


miércoles, 12 de febrero de 2014

Somos palabras

La vida no es más que una larga conversación a varios labios. Una conversación repleta de palabras  que cobra sentido en los espacios, entre los silencios que la conforman, que la tallan, que la esculpen, que la respiran. A veces esa conversación se embrolla, se agrieta, se desluce y nos desescribimos en minúsculas y entre paréntesis hasta recargarla  de sentido o de mentiras. Palabras que se pronuncian a gritos mudos y secos, entre susurros, en tonos húmedos de alta y de baja voz que toman cuerpo y sentido en la espera, en la escucha, en una danza libre boca-oreja.
 La vida no es más que un largo soliloquio con quien se ama, se odia o se teme; una conversación de gestos, mímicas y lenguas varias; un diálogo de sordos la mayor parte del tiempo y si acaso hubiera o hubiese suerte y el viento soplará o soplase a favor, un recital de poesía a dos voces, a un tiempo y a un aliento.
 Eso si  alguna vez hay favor, viento y poemas que navegar.
Parece difícil. Pero a veces pasa.


Ayer

 Esconde tus manos, como si fueran garras de  usura, Esconde tu alma  como si fuera lodo feroz Oculta tus ojos, que nadie lea la vergüenza e...