miércoles, 14 de marzo de 2012

Dice el emocionólogo que...



Dice mi amiga Ana que no la escucho, que cuando quiere que le preste oídos lo único que hago es ponerme a darle soluciones, pero que para eso ya esta su marido que en cuanto la oye suspirar pone en marcha el proyecto "No es pa tanto" y se pone a darle consejos y alternativas para lo que quiera que le preocupe.
Claro que eso también lo hacía ella hasta el sábado pasado.
El sábado acudió a una conferencia sobre como gestionar las emociones en la infancia y allí el emocionólogo, le pregunto como reaccionaría si su niña llegará llorando del colegio después que unos compañeros le hubieran quitado el bocadillo.
Y ella contestó lo que siempre hace cuando su niña le llega con cualquier problema.
Pues le diría que no se preocupara, que no pasaba nada, que podía comer otro bocadillo más tarde, que los compañeros le habrían hecho pasar un mal rato pero ya había pasado y  etc. etc. etc.
A lo que el psicólogo le respondió que eso era algo que su niña no esperaba de ella, sino que le apoyará que reconociera que alguien te roba el bocadillo y es una faena, que se condoliera con ella, que compartiera su enfado.
Y claro ahora cada vez que me llama para decirme que le duele el brazo por jugar al padel ya sé que espera que le diga lo terrible que es perder un hobby que te gusta mucho mucho por un codo miserable que se niega a seguir recibiendo impactos y no respeta su gusto por ese deporte, en lugar de escucharme decir que puede intentar otros deportes, que sé yo, el domino, los sudokus, aprender a jugar con la mano izquierda...
El caso es que creo que tiene razón, que cuando se trata de escuchar dolores ajenos a veces nos da un escalofrío y preferimos cambiar de tema, buscar otras soluciones que en ocasiones no son más que la excusa para  no acompañar al otro en su dolor,  su impotencia, su frustración.
¿Para aprender a escuchar no hacen cursillos como los de natación o similar??

4 comentarios:

  1. Me gusta lo que cuentas. Efectivamente la niña espera que el adulto la acoja y empatice con ella, pero si sólo hacemos eso quizá no pueda aprender que no es tan terrible quedarse sin bocata, no?

    Quiero decir que si sólo nos quedamos en el sollozo podemos engancharnos a esos "dramas" y no ayudamos. Tampoco creo que haya que estar aportando soluciones constantemente proque eso nos convertiría en las salvadoras ideales y tendríamos una fila de gente buscando nuestra ayuda.

    Quizá sea preferible combinar ambas herramientas para empatizar con el de al lado y al tiempo espolearlo para que salga de su "agujero"

    Un abrazo!

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  2. Aquí veo varios temas:

    1.- La persona que tiene un problema que quizás no sabe cómo llevar y lo cuenta esperando que el interlocutor, además de escuchar, le aporte alguna solución, otro punto de vista distinto.

    2.- Las que se quejan de algo o de todo y SÓLO quieren que la escuchen y empaticen con ella sin esperar soluciones o posibles alternativas.

    3.- La persona que tiene realmente un problema gordo, de difícil solución y necesita simplemente desahogarse.

    En el primer caso para el interlocutor es más fácil, para el segundo caso ¡puede ser un coñazo! (¡no lo digo por tu amiga!), pues pueden ser personas que sólo te cuentan "sus" penas por nimias que sean y acaba una cansándose.
    En el tercero, creo, que es cuando se tiene que "saber" tener paciencia y escuchar, aunque te acabe hartado el tema.

    Y sí, necesitaríamos un cursillo para saber "escuchar", porque muchas veces somos inconscientente selectivos y a veces solo escuchamos y nos quedamos con lo nimio, perdiéndonos lo esencial.

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  3. Interesante cuestión. Pero lo cierto es que cada uno de nosotros espera esto, a mí me repatea que me den soluciones. Me gusta que me animen y me tranquilicen y, sobretodo, como dice el emocionólogo, que compartan mis sentimientos.

    Un beso

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  4. Escuchar es lo que probablemente me ha dado más satisfacciones en los últimos tiempos. Probablemente. ;)

    Besos y burbujas.

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