Con aquella excusa de que es la primera vez que vivo esta vida, equivocarme tanto no debería ser tan traumático por lo presumible. Lo que no me parece hoy aceptable es cargar con los errores propios y ajenos y excusar al resto de copropietarios de sus responsabilidades.
Que esta bien que cada cual cuide su parcela vital, pero si te marchas constantemente a otro corral, tu casa queda medio en ruinas.
Es la ley de entropía que funciona contigo, sin ti y a pesar de ti. Aprendes a convivir con ella y a verle la utilidad, el interés, destripas sus razones y sus excepciones para entender que esta sucediendo y esa parte que hoy no eres capaz de ver pero esta funcionando o te enajenas con tus pasiones y cierras los ojos.
Desde que ha caído la venda de los míos, no veo más que escombros alrededor y un murmullo insoportable de reproches que no quieren callar. Como en las tormentas solo me queda esperar que amaine el viento y salga el sol.
Y mientras tanto solo deseo silencio.
Se ha caido el castillo de arena, que solo yo me empeñe en levantar.
domingo, 10 de abril de 2011
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Ruído mucho ruido, te acuerdas de Sabina.. pero es inevitable supongo, al final vendrá la calma, al menos ahora sin castillo verás el horizonte más claro.
ResponderEliminar*Ico, no le podia ver el lado positivo al asunto, pero tienes razón, queda el horizonte más claro y más visible. Gracias
ResponderEliminar*guertana, has venido a traer el punto, la arena está en mis ojos ¿ no querrás hacer un castillo? Te la vendo.
El silencio viene bien. Los castillos se caen a veces, hasta los que no son de arena. No desesperes: volviendo a la arena, cuando está moviéndose con una cucharilla en un vaso de agua, todo está turbio. Si la dejas reposar, cada cosa se pone en su sitio y el agua se vuelve transparente :) Un beso.
ResponderEliminarPero si siempre vivimos en esa clase de castllos que no hacen más que caerse para que levantemos otros nuevos. No sé si es posible aprender arquitectura, pero es la gracia de la vida, que nunca esté todo hecho, que siempre haya que ponerse a construir de nuevo.
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