Ya no pesan nada, aparcados en la celda estéril de un orfanato
huérfanos de esperanza y futuro se deslizan fugaces y leves como una pluma
Ya no hacen ruido, el calendario no tiene mas días en rojo que el atardecer
y el azul del cielo misturado con la luz matutina no traslada la esperanza de ayer a mañana.
Ya no le pesan a nadie, ya no producen nada pero mueven la bolsa mientras la vida se
acorta de tarde en tarde enfrentados al ventanal de una calle que levantaron
con sus manos y hoy le ofrece un paso que no pasearan.
No le pesan a nadie, ligeros de equipaje se desvanecen de a poquito con la soberbia de la juventud perdida en el éter de una eternidad impaciente que los trascenderá sin moneda en los labios, sin barquero en la Estigia, sin flores ni antorchas al otro lado.
Hay quien dice que de todos modos se iban a morir igual.
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