jueves, 23 de agosto de 2018

Necesidad de transcender.

La vida viene envuelta en un paquete perfecto que, a veces, nos hace pensar que llega pre-fabricada como los muebles de Ikea. Y tal vez por ello, creemos que en nuestra estantería algunas piezas no  tendrán cabida, que nuestro puzzle no tendrá desperfecto.
Cuánto más seguro se siente alguien de ciertos valores morales, que nunca tuvo que poner a prueba, más fácil es que llegue un momento en que, sin saber cómo, se encuentre en una situación que no esperaba y que, tampoco es raro, había juzgado con dureza en otros: Entonces surge el desconcierto

La vida, más sabia que los seres que la habitan, no admite marrullas, porque el orden es imprescindible para la sobrevivencia. No así nosotros que formando parte de la vida no somos ella y jugamos a ser pequeños dioses que esconden sus trampas silbando hacia otro lado. Sin embargo, día llega en que desearías haber sido la mejor de las personas, no la que menos se ha equivocado, sino la  menos artera. Aquella con mayor capacidad de  lealtad, de entrega,  la más íntegra. Ese momento de madurez se inspira siempre en  la intención, en la mejor voluntad, la que encamina para una una amistad sin maca, sin interés; para un apoyo incondicional; para el respeto continuo; para la dedicación integral a una causa más noble que uno mismo y así nace la necesidad de transcender.

"Las almas nacen gemelas en sentimientos universales, en los ideales de engrandecimiento, en la gran familia, en la cual se destacan los espíritus más evolucionados, capaces de los gestos nobles de la renuncia y la abnegación en favor de aquellos a quienes aman y, por extensión a todas las criaturas."

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