lunes, 22 de abril de 2024

Ayer

 Esconde tus manos,

como si fueran garras de  usura,

Encierra tu alma 

como si fuera lodo feroz

Oculta tus ojos,

que nadie lea tu vergüenza en ellos.

Anula tu corazón 

como si estuviera muerto.

Deslavaza tu sangre

 para que nadie se enoje por tu potencia

para que no tiña el paño.

Amortigua tu latido,

obliga el latir tu corazón para que chirríe como un cachivache roto

que nadie ausculte su pulso pleno

para que no lo hieran

para que no lo maten

para que no golpeen más.

Llora a solas con la desesperación

de la ausencia, 

haz el duelo por la alegría,

muérete cada día un poco.

 

Mátate, para que no te maten

Ciégate, para que no te cieguen

Desdibújate, para que no te borren

No te quieras, 

no te ames, 

no te respetes...

para que nadie te quiera tan poco como te quieres tú.

 

 

La madalena de Proust: una percepción evoca un recuerdo intensamente

 A veces, cuando el duelo termina, cuando se acepta la pérdida y la alquimia del tiempo transforma la ausencia en nostalgia,  el recuerdo s...