Bajo la superficie de esta linea plana de agua morada viven en suspensión todos los corpusculos vacios de la herrumbre que la envenena.
Ojalá, tuviera algo que decirte, un reproche, una queja, una protesta que lanzarte envolviendo una piedra que pudiera conmoverte para restaurar el equilibrio perdido.
Ojalá, tuviera que reconvenirte, reajustar las velas, rectificar una vereda o sencillamente evitar tu mirada porque lo que me nace de la emoción es dolor, o rechazo, abandono o tristeza.
Ojalá, tuviera algo que poder lanzarte al corazón, que una piedra o una herida pudieran recuperarte traerte de nuevo al camino del que has sacado un pie.
Ojalá, tuviera algo para darte aunque fuera una serpiente que te hiciera temblar, huir o atacar pero te conmoviera, te levantara de tu ambiente esteril envasado al vacio. Algo que te empujara al agua profunda del pozo aunque fuera para estremecerte de frio o gritar de ansiedad.
Ojala pudiera conmoverte en dirección al precipicio porque ello, convendrás conmigo, es mejor que mirarte con atencion flotar en un espacio vacio, falto de gravedad y de destino.
Cualquier carbón prendido en mis manos preteriria a no tener una palabra para ti, nada que decirte, no desear verte a mi lado ni sentir tu aliento junto a mi.
Cualquier herida menos caminar por esta vereda de arenas inmoviles donde tus pies no dejan huella ni imanta el aire tu presencia.
Cualquier dolor menos la ceguera de ti y el desierto de esta agonia lenta sin paliativos ni esperanza, cualquier soga alrededor del cuello a la indiferencia del latido muerto.