Todo parecía humo
y era niebla.
El vapor de la taza de café,
el agua sobre la piel caliente,
tu mirada desnudando el día.
Todo una apariencia vacia
que rubricaba un desquerer
a plazos y cuotas de interes compuesto.
La luz que entraba por la ventana,
filtraba la bondad de la persiana,
vencía al silencio oscuro sobre la intención vacia
izaba el verano como una bandera
ahogandose en la habitación
de un amanecido invierno.
A las seis de la mañana
el cielo se despereza como
un niño y sale el sol.
Se me llenan los ojos de ti.
Y las lagrimas se evaporan
sobre la melancolia de mi piel
La nostalgia de vivir
me enrabieta por todas perdidas,
los mensajes como la niebla
se han marchado siendo humo
buscando una nubosidad variable
y plena de ausencias.
se elevaba ligera como un