lunes, 10 de junio de 2019

Se quemaron nuestras almas

Se asolaron nuestra almas  a la ribera del puente,
no supieron enlazarse ni lanzarse a la corriente.
Se paralizaron los ojos enzarzados en embrollos,
ni una sola pestaña quedo varada en su rostro.
Se sintieron nuestras manos huérfanas de golondrinas,
de ventanas, de pañuelos, de caricias a escondidas.
Se quedaron los abrazos huérfanos de brazo y tiento
que  acunaran sin saberlo la cuerda fría del tiempo.
Se cegaron nuestros ojos ciegos
del destello aquel que a nacer no dimos tiempo.
Se quedo la primavera enganchada en el envero,
se quedaron nuestras bocas
secas de dulces tequieros,
no hubo más sangre a borbotones
 subiendo por las caderas
ni latigazos de amor
que recorrieran veredas.
Se quedo nuestro deseo
deslavazado entre arenas,
dolores, picas y espuelas.
No nació para morir,
no nació para quimera,
no, nació con vocación
de nobleza y alma tierna.
No tuvo oportunidad  de crecer,
de madurar,
de vivir junto a la arena,
en aquel desierto pardo
que extendiste hacia tu diestra.
No hubo oportunidad de remedio
ni ocasión hubo  siquiera
todo rodó hacia las rocas,
los guijarros y las peñas.
Tú no lo sabes aún,
 no lo piensas ni siquiera,
pero esta luna de miel,
 vierte plomo en tu cabeza.
Será veneno en tu boca
 toda la miel palaciega
se transformara en piedra oscura,
 en dagas, lascas y cuerdas...
Y donde solo encontraste
 cales de arena y niebla
volverás a buscar sombra,
bajo la encina ya muerta
cuando dello te des cuenta.
Ella no te querrá, lo jura la luna nueva
que la ha visto en la ventana
 apuñalar sin pereza
con saña, con deslealtad,
 con fragor y con dureza.
Ese que fue su pasado,
es tu futuro y te espera.
No tiene prisa ni pasa,
sabe que todo le llega,
y yo con mis ojos rotos
de verte cruzar la puerta
con el alma en carne viva,
cuarteándola en arena.
Te quise con  alma blanca,
 inquieta por verte herida
te quise libre y sin pena,
te quise fuerte y serena.
te quise tuya y de nadie
con tu puerta verde abierta.
Libre de todo equipaje,
fuerte, animosa, altanera
y te di tiempo y cariño,
y te di sandia y pera,
y aquella noche de noviembre preferiste su cadena,
te giraste sin mirarme para que yo no te viera.
Y te vi ya encadenada a su capricho
 y veleta.

Mi libertad no se talla en eslabones de oro,
ni de ébano de Africa,
de brillantes  ni de perlas.
No necesita pregón en las calles de la aldea,
 no se esconde con el sol,
 no se vende, no se presta.
Mi libertad es el trabajo, el tesón y  la conciencia
del corazón compañero que no te baja la luna
 y  no te ofrece una estrella
solo  un cálido hueco a la espera de tu mano,
lleno de nube y de plumas,
 nido de esperanzas llenas.
Casa honesta, humilde, pobre
 para ti  toda dispuesta.
No sirvieron ni las risas
 ni las noches ni las teas,
no sirvieron las cabañas,
las canoas ni las vendas.
Tú miraste  hacia otro lado,
ya no hubo lluvia ni pena.
Te ciñó llave de oro y
tú cerraste la ventura
con media vuelta de llave,
de esperanza y de pereza.

No era autoestima, querida,

lo que su mirada alienta

sino la vanidad de quien

de sí no tiene certeza.

Tengo esperanza

Tengo esperanza en que mis amigos dejen de estar enfadados para que yo no necesite  permanecer dividida.
Tengo esperanza en que el cuento que estamos escribiendo Laura y yo prenda bien en el papel y logremos publicarlo en el periódico local.
Tengo esperanza en que cada vez que me vuelvan a "recortar la cresta" sea mi razón la que ayude a resolver el recorte y no la mente prehistórica la que saque al genio de la lámpara.
Tengo esperanza en que cuando vuelva a encontrarme con la cizaña entre el trigo, sepa distinguirla y no la  vuelva a llevar a mi mesa para que intoxique tanto.
Tengo esperanza en que  las emociones y  los sentimientos fortalecidos se consoliden sin ofenderme.
Tengo la esperanza de aprender a separar los hechos de las personas y que mi realidad sea como yo la interprete, según mi propio criterio
Tengo esperanza de que vuelvan las golondrinas al fluorescente del patio  y jugando con los cristales de la ventana, bendigan de nuevo mi casa.
Tengo esperanza.
 Espero, sigo esperando porque creo en lo que sé, porque, además de esperanza, tengo fe.

Ayer

 Esconde tus manos, como si fueran garras de  usura, Esconde tu alma  como si fuera lodo feroz Oculta tus ojos, que nadie lea la vergüenza e...