La libertad tiene un precio.
Al orgullo de ser mayor se le antepone la perdida de una maestra querida, de una mejor amiga de los ocho años...
"Nadan por debajo de un pez de madera,
de un pato de goma,
de un barco de vela.
Como no podía comprarme pecera
puse a mis tres peces en una bañera.
Yo estoy muy contento,
pero ellos anhelan el agua,
la espuma y las olas,
la playa y la arena
y un trozo de cielo con alguna estrella
que vista a la noche con traje de seda.
Así que he pensado que aunque a mí me duela,
estas vacaciones que se va la abuela
a Torremolinos a veranear,
le daré mis peces en una nevera
para que los suelte en otra bañera
más grande, más llena,
cargada de olas, de espuma y arena
y mil y un reflejos de luna y estrellas
que vienen y van.
Y por si recuerdan con un poco de pena
mi blanca bañera,
mi mundo sin sal
le daré a la abuela antes de que cierre su vieja nevera
mi pato de goma,
mi pez de madera,
mi esponja amarilla,
mi barco de vela
y que todos jueguen con su libertad."
Antonio Olea
viernes, 28 de agosto de 2015
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