Mi poeta, curtido en mil batallas de agua y jabón, partió una mañana en dirección amanecer. Nada pudieron las miradas de los abrasados viejos que finalmente le vendieron cera y cerillas para su viaje al tiempo que descosían sus cicatrices para construir unas parihuelas. Por más que les quieras, hay caminos que solo ellos pueden recorrer. ¿Qué renacimiento habrá que no sea doloroso?
Con el hatillo lleno de plumas y pajas maternas, con el corazón afinado y recién afeitada la barba de tres vidas se marcho silbando aquella melodía pegajosa que la varada cantaba de sol a sol.
Espiritu noble, sin blindaje, buscó mas allá de los mapas y encontró molinos que molían la esperanza a precios de hambre ajena, cerebros bien engominados y muchas carteras llenas de arrugas. Como buen quijote descubrió en sus tripas vacias un pan que no alimenta y brazos tan, tan largos que rodean el mundo y a toda criatura atrapan. Y no son molinos.
Regresa descompuesto y mudo al refugio del pecho materno.
Causa tristeza ver que llega " mendigo que no mendiga porque nada necesita."
Me da pena verlo así y al mismo tiempo le espero llena de expectación la letra nueva, porque si grumete inconsecuente me conmovia tanto, no puedo imaginar adonde no llegara marinero y roto.
domingo, 3 de mayo de 2015
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