de la tierra humeda y fría que la acogió
como cuna.
Del viento que la transportó,
del lodo que le dió cobijo,
del sol que le animó a crecer hacia el aíre,
de las manos del sembrador,
que horadaron el barro
y lo limpiaron de otras hierbas,
del perímetro de suelo que le
dió vida y tiempo.
Todos pusieron su granito de arena,
pero para abrirse al sol
hizo falta el trabajo interior
de dejarse humedecer y brotar.
Algunas veces, la semilla
pide libertad para poder hacer lo que le cabe."
No hay comentarios:
Publicar un comentario