Su sonrisa fue mi llanto.
Baíle de pasos contrarios
en tiempos conjuntos.
Su mirada a cámara
su risa y sus gafas
empañaron las mías.
Sus meñiques me ahogaron.
Sus grises me fundieron a negro.
Nunca la misma luz
trae claridad al mismo tiempo.
Su silencio fue un Gala echado a perder.
Recogí las suelas de mis abarcas
maltrechas,
sacudí el polvo y descalza
me alejé hacia el tunel.
Al fondo, se ven las luces
que iluminan una avenida llena
de tinajas vacías,
en dirección contraria.
El mosto aún yerbe en el jaraíz.
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