"La deshonestidad, o facultad de ser desleal, se destaca en el elenco de los valores humanos mucho más de lo que se imagina, conduciendo a la criatura a comportamientos enfermos.
El deshonesto piensa que todos los demás lo son igualmente, y por esa razón, justifica las actitudes infelices que se permite en mecanismos de astucia bien urdida.
Acredita que es mejor engañar a los otros que ser engañado por ellos. En consecuencia asume comportamientos desairosos, iniciándolos através de la mentira, que acredita podrá endilgar con facilidad, basándose en la confianza que le es depositada por las demás personas.
Ciertamente en algunos intentos parece cosechar el éxito con ese procedimiento, pq se promueve alzándose a las posiciones ambicionadas, alcanzado las metas que persigue. Entretanto sorprendido en infidelidad en relación a los hechos, argumenta con otros equívocos que realmente no convencen, complicando la propia situación.
La honestidad constituye un gran desafío ético-moral que necesita ser entrenado através de la reflexión, del análisis y comparación con los valores verdaderos y aquellos que no tienen estructura legítima.
La honestidad se expresa, de inicio, en el respeto que el individuo tiene por sí mismo, imponiéndose normas de equilibrio a las que se somete jubilósamente.
Estas reglas no son identificadas por los demás, sino vivenciadas por quien desea descubrir la elevada condición de ser digno.
La honestidad es portadora de una incomparable terapia curadora, así como es preventiva de muchos males y diversas enfermedades que se originan en los conflictos personales y en los tormentos camuflados de alegría.
El hecho de actuar honestamente proporciona conciencia de paz, liberándose de cualquier tipo de culpa, lo que faculta la adquisición de energías vitalizadoras para la mente, la emoción y el cuerpo.
DE inmediato surgen los efectos saludables, como el auto respeto, que no permite al individuo actual mal en relación a si mismo ni a su prójimo, conforme no le gustaría que actuasen con él.
Luego florece la auto estima y la alegría real de vivir, porque desaparecen el miedo y la inseguridad de ser descubierto, cuando jornadea por trillas oscuras.
Al mismo tiempo consigue captar la simpatía de otras personas que se siente atraídas por sus emanaciones psíquicas y emocionales, que pasan a respetarlo, infundiéndole más confianza y demostrándole consideración que lo enriquece de júbilo moral.
Aunque se multipliquen los casos de deshonestidad, esos son victorias de Pirro, cuando no caracterizadas por los prejuicios de naturaleza interna que atormentan a sus triunfadores de la mentira.
No es fácil, en cambio, la mudanza de conducta reprochable para la de naturaleza honesta. El automatismo decurrente del hábito en que la persona se complacia, lo empuja a la recidiva de los errores de las conductas execrables.
La decisión, en cambio, por la adopción de nueva experiencia, produce estímulos que auxilian en la repetición de los actos de manera correcta.
Cuanto más avanza, más métodos de dignificación descubre, antes ignorados, que llenan sus vacíos existenciales.
El deshonesto vive a solas con sus drama, no confiando en nadie, ansioso e inquieto.
La dignidad, por otro lado, hace amigos de prolongada y rentable duración.
En cuanto la deshonestidad estresa, la vivencia del ser honesto armoniza.
La farsa puede producir bien para los sentidos, para el egoísmo, mas solamente la honestidad muestra los tesoros de la exuberante alegría de vivir.
Nunca te permitas, de ese modo, la deshonestidad.
El aparente beneficio que disfrutes por medio de su acción, se convierte en pesada carga que conducirás en la conciencia.
Además, la inseguridad y el miedo de ser desvelada la conducta insana, no compensan por el acúmulo de cosas y consideraciones engañosas que disfrutes.
Sea la honestidad tu asignatura moral en todas las acciones que defluyan de ti.
Si en algún momento flaqueas, recomienza con fuerza."
Extraído del libro "Libertacao pelo amor"
sábado, 7 de julio de 2018
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
25 noviembre
Las mujeres han existido desde siempre, como las vasijas y el ajuar; un poco menos que los árboles y las gallinas y un poco más que las es...
-
Las mujeres han existido desde siempre, como las vasijas y el ajuar; un poco menos que los árboles y las gallinas y un poco más que las es...
-
Esconde tus manos, como si fueran garras de usura, Encierra tu alma como si fuera lodo feroz Oculta tus ojos, que nadie lea tu vergüenza ...
-
Hay historias y recuerdos que guardamos en el alma que no sabemos que forma tienen ni que verdad late en ellas porque no las compartimos co...
Pese a todo lo leído, que considero muy cierto, por desgracia abundan los deshonestos.
ResponderEliminarBesos