lunes, 3 de diciembre de 2018

La voluntad del pueblo

Cuando la  voluntad de un pueblo se basa en no perder, ya esta pérdido. Cuando la voluntad no es la de crecer, de buscar soluciones creativas y reales a los retos que nos plantea el futuro sino la de cerrar la mano y culpar a quienes nada tienen de venir a robar lo supuestamente nuestro solo nos mostramos como una ciudadania quejosa, llena de complejos, incapaz de salir de sí misma al encuentro de los otros. Una sociedad acomplejada y mezquina.
El miedo a perder es un sentimiento defensivo, un intento de controlar el futuro. Es un miedo que paraliza, es un lamentar el mundo sin asumir las propias responsabilidades, no creer en las habilidades sociales ni en la inteligencia y la bondad humana, es una falta de autoestima ciudadana que acaba por delegar en la violencia  su confianza en sí misma.Y no es una cuestión de odio, sino de indiferencia, de frialdad, de desprecio, de astucia.

El miedo a perder solo se supera con la voluntad de ganar y esta pasa por sanear nuestros miedos y complejos, por valorar nuestros recursos y por el compromiso con las personas, por la creatividad y la esperanza, por aumentar nuestra competencia para  resolver los problemas.
Podemos ser energicos, defendernos de los ataques externos, evitar la invasión de nuestros espacios sociales y culturales pero solo, solo cuando hayamos identificado al agresor. Confundirlo puede llevarnos a un suicidio colectivo.

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