Sé que el humo me roba el silencio,
que hemos atravesado la nieve sin abrazos,
que marzo nos regatea en corto
y que no podremos respirarnos hasta el final del verano.
Sé que tus amaneceres están llenos de sal y aguamarinas
que bebes cerveza en las terrazas del mundo
y que recorres los mares con pies de palo.
Sé que añoras la conversación tranquila
y el sueño profundo de la infancia ida,
que escribes largo y ries sin prisa
que buscas la piedra en pajares de arena
y que todas las agujas del mundo desean
encontrar tus manos y brillar contigo.
Sé que llegará el día en que te reconozcas
en unos ojos que no serán los míos para
que vuelvas de nuevo a mirate en mí.
Sé que en alguna interseccion del ángulo oscuro
nos volveremos a abrazar sin repirar
y los pañuelos blancos de la chistera negra
serán parajes de luz azul en medio de la intriga.
Y mientras todo llega y nos alcanza
la raiz del árbol que abrazamos tantos días
ha comenzado, por fin, a sospechar
que tal vez el fruto final de la flor sea hoy la mariposa.
Nos veremos en los bares...
Llegará.
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