Nos encontrabamos en la cocina preparando la merienda cuando de repente Laura se quedó mirando fijamente la chimenea. Absorta, se descubría en el movimiento de sus ojos el ritmo de sus pensamientos. Alguna idea le bailaba en la cabeza.
-Tita Pi, ¿por esta chimenea baja Papa Noel en Navidad?
Yo le respondí que no lo sabía porque en casa siempre fuimos más de Reyes. Ella siguió pensativa, lo cual no era raro porque en mi contestación no había respuesta.
Me miró fijamente y se atrevió a formular otra cuestión.
-Tita, ¿Papa Noel y los Reyes Magos sois los adultos?
-Vaya pregunta, Laura. ¿Qué te ha llevado a pensar eso?-, comenté muy seria.
Y ella me respondió que lo lleva sospechando desde los siete años. No es algo que me sorprenda porque ya descubrí "al listo que todo lo sabe" de su hermano mayor diciéndole algo así como, "como niño de ciencia que soy, Lauri, tengo que decirte que los Reyes Magos ni existen ni han existido jamás". En aquel momento su hermano le pareció un mentiroso al que era mejor no creer, pero sembró la duda en ella.
- TitaPi es muy sospechoso que la letra de los regalos sea la misma que la de mis padres, no crees? Y además en algunas casas dejan unos regalos magníficos y en otra mediocres. No es justo, algo no huele bien en todo esto.
Yo creo sinceramente que a los niños hay que conducirlos hacia la realidad de la mejor manera posible y cuando ellos lo vayan pidiendo. Estaba dispuesta a revelar la verdad del asunto cuando ella misma retrocedió sobre sus pasos y tapó mis labios con sus dedos.
-No, no, no lo digas, TitaPi. Deja que continúe con la inocencia de la niñez, por favor, no me la robes...
Y yo no dije nada, ya lo había dicho todo ella.
Criatura.
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