miércoles, 7 de agosto de 2019

EEC 19 Suerte

Estaba en un punto del precipicio del que no hay retorno. Una bala de plata traspaso la piel del lobo que aullaba dentro de él. La luna lo invitaba a entrar en ella, allí abajo, como una  amante irremediable. Cerró los ojos y una mano acarició su nuca justo en el punto que le unía a un cuerpo deforme por los embates del viento. Jamás imaginó que aquella mano que paseó de niño vendría a devolverle la vida que entonces le entregara. Algunas veces, el azar, que no existe, llega con un billete de lotería premiado tres días antes, a punto de caducar, para obligarnos a decidir que clase de suerte queremos cuando el  premio siempre es hoy.

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