Le gusta sembrar en tierra de nadie,
porque el fruto allí no tiene dueño
No es de nadie la flor ni la escarcha,
no tienen amo la tierra y la hormiga
ni pertenencia la frontera ni el muro,
no existe jerarquia entre el agua y la sal.
Solo el sudor tiene escrituras de propiedad... y este no es el cacique.
Se es esclavo de las palabras huidas de los labios,
pronunciadas
entre los sentimientos libres y deseos blancos
propietarios de todo el amor que cabe en un alma.
Le gustaba sembrar en tierra de nadie
para no sentirse dueña de nada.
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