- Hola, Laura. Estoy tratando de leer una obra de un escritor muy famoso. Se llamaba Becquer y le gustaban mucho las golondrinas.
-¿Fritas?
-¡Que va, si era vegetariano!
- Menos mal...
-¿Es famoso ese escritor?
-Sí, mucho. Ya lo conocerás.
-¿Podremos saludarlo como a Julio?
-No, me temo que a este no podrás saludarlo, porque murió hace mucho tiempo.
- ¿¿Estaaaás leyeeendo cooosas de mueeeertooos...?
-Vaya, dicho así suena un poco ambiguo y suena realmente mal... Era un tipo estupendo, te gustará. Verás, tenía un nombre un poco romántico, se llamaba Gustavo Adolfo.
- ¿Qué dices? Así se llaman los gemelos de mi clase: Gustavo y Adolfo.
¿¿Llevan el nombre de un muerto!!
-¡Y dale! ¡Eres una teatrera...! Llevan el nombre de un escritor, que este muerto no es importante. No pasa nada, tal vez a sus padres les gustaban las rimas o las leyendas, vete tu a saber.
Cuando tengas que ponerle nombre a tus hijos te darás cuenta de lo difícil que puede llegar a ser, y de cuantas personas te caen mal. Se comienza a barajar nombres y todos acaban relacionados con algún "espectro".
Tal vez fue eso lo que les ocurrió a los primos cuando seleccionaban el nombre de los chicos y por eso eligieron nombres de ciudad.
-¿Y cómo se llaman esos primos?
-Israel y Jerusalen.
-Huy, pues menos mal que no fueron chicas, porque les hubieran llamado... Sodoma y Gomorra .- dijó su hermano que al parecer pasaba por allí...
:)
Señora cereza...se ha lucido...me he reido un monton y no sabe usted como necesito ultimamente reirme. Gracias y un saludito
ResponderEliminarjajajaja muy bueno.
ResponderEliminarUn beso