Hoy, en el centro de salud, me he encontrado con un antiguo compañero de trabajo. Venía el chico (45 años) con un vendaje en la mano derecha y llevaba el impreso de baja laboral en la otra.
Según me ha contado, se accidentó de la manera más tonta, mientras colocaba un tablón de madera en la mesa del taller.
-Era un tablón muy pesado y se me escurrió con tan mala suerte que me alcazó la mano y me he roto la faringe del dedo índice, - me cuenta.
-¿La faringe? Rafa, será una falange.- Le digo.
- Que no, cereza, que la falange es un partido de derechas, a lo que yo me he roto le llaman faringe.
No ha habido forma de convencerlo de otra cosa. Nació en mayo. Es tauro. No digo más.
Conste que al rato me ha llamado muerto de risa.
-Ya sabes como soy (sí, sordo y terco), pero no se lo cuentes a nadie.
Y aquí estoy, guardándole el secreto.
jueves, 16 de diciembre de 2010
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25 noviembre
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jejejeje... me parece que yo también tendría faringes en los dedos si fuera necesario para negar cualquier posibilidad de parecer de derechas... me cae bien el chico ;)
ResponderEliminarYa le dije por teléfono cuando me llamo, si te rompes la faringe ¡te enteras!, y si es un poquito de izquierdas el chaval.
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