Han sacado a la calle todos los muebles limpios y todos los trapos
sucios. Toda la suciedad acumulada por años de callar lo importante y gritar nimiedades para mantenerse
en un desequilibrante equilibrio.
De los dos sillones del salón, uno para
cada uno. La lavadora para él, el lavavajillas para ella. Tres de las
seis sillas y el equipo de música que hace tantos años que ni suena ni hace soñar en vertical porque han
perdido el gusto por abrazarse y mecerse al ritmo de la
música. Las películas de terror para ella, las películas pornofestivas
para él.
El ajuar ya pasado de moda no sirve para la vida nueva y
se queda en casa con los harapos de un amor que vagabundeó durante
muchos días, removiendo cenizas en las que no quedaba ningún calor.
Por
fin él tuvo la decencia de decirle que no la quiere y miente cuando
añade que no lo dijo antes por lástima. No fue lástima, sino el
servicio de lavandería y comida gratis al que se ha habituado a cambio
de las migajas de un amor lastimero que más se acerca a lo indecente y
lo vulgar.
Y ella a base de intentos de suicidio ha gritado su
desesperación mientras se ahogaba en un mar de pastillas, psiquiatras y
vómitos.
¿Cómo es posible llegar a ese extremo, cuantos minutos
han caminado por el reloj del tiempo torcidos y muentos sin notar el
oxido caer?
Creyeron en el amor para toda la vida y no en el amor
que te elije todos los días apesar de o precisamente por ello. No hay
grandes zonas de maltrato en sus mapas afectivos, solo un lento
discurrir de lo ya vivido en sucesiones interminables de rutina. No de
la rutina de los días que conforma el miedo y produce seguridad, sino de
la rutina del corazón que pierde las gentilezas, la mirada en los ojos
del otro, el leve estremecer de la piel en lo cercano o la alegría por su alegría.
La
rutina del corazón, a veces solo se trata de eso.
jueves, 7 de agosto de 2014
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La rutina del corazón... cuántas personas habrá instaladas en esa rutina... cuántos se dejarán mecer en ese latido aunque ya no se sientan vivos...
ResponderEliminarA ella le irá mejor. Seguro. Con poco...
ResponderEliminarEl amor para siempre pienso que no existe, al menos no como surgió. Está en constante cambio, como nosotras, hay que ver si nos sigue ilusionando y si no es así decidir si nos conformamos con un sucedáneo.
ResponderEliminarY yo creyendo que la rutina provocaba aburrimiento,tedio,sueños furtivos,,,,,,,
ResponderEliminar"Y ella a base de intentos de suicidio ha gritado su desesperación mientras se ahogaba en un mar de pastillas, psiquiatras y vómitos" Eso es algo más que rutina del corazón,,,,,,Creo yo vamos,,,,
Desde el respeto con cariño
Desde el respeto.
un relato muy actual, cuánta gente no hay instalada en la comodidad, y tanta gente de pendiente que creen perder la vida cuando pierden el amor.. muy real, ya digo, de cada día.
ResponderEliminarun beso
hay mucha gente que se acomoda y sigue toda su vida con esa rutina, otras veces sucede lo que narras, el amor es para siempre cuando tienes la suerte de que así sea, cuando no, el amor se acaba y todo el mundo debería ser capaz y tener la opción de no tener que continuar con esa rutina
ResponderEliminarReVelarse...
ResponderEliminarY en qué momento se cruza la linea, la frontera, y se deja de amar...?
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